Epílogo

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No sabía cómo describir el olor que llenaba el aire en ese momento. La manera más cercana a la que podia llegar a describirlo era a una biblioteca a la que acababan de inaugurar, lleno de esos libros gruesos llenos de diferentes mundos y realidades, pero también a una plaza llena de árboles llenos de flores, un parque en el que recostarse en el césped y sentir el solo podía ser lo mejor del mundo.

Un joven adulto de pelo oscuro y ojos de igual color terminaba de acomodar las cajas vacías en una esquina que estaba llena de ellas.

—La estantería ya se llenó— La voz de su pareja se escucho tras de él.

Hiro volteo solo para ver a su Namari parada en aquél marco de color marrón rojizo.
Estaba apoyada en este lugar observándolo con una sonrisa ligera.

—¿Cuantas libros quedan?— Se levantó limpiando el sudor de su frente.

La muchacha esbozó una sonrisa divertida y respondió.

—7 u 8 cajas

Hiro suspiro con una sonrisa y coloco sus manos en su cintura.

—Entonces te construiré otro librero— Concluyó.

Su pareja sonrió y volvió a dirigirse a el otro salón a desempacar.

Era un casa grande, con bastantes habitaciones en ella.
A pesar de que eran solo ellos dos, habían logrado llenar el espacio con sus laboratorios y oficinas.

Hiro terminaba de mover el sillón por quinta vez en el día, y es que a medida que vaciaban la sala de cajas, el sillón termino finalmente en el lugar indicado.
Se sento para descansar un momento.

—Ya está la cena— Aviso Namari.

Hiro alzo una ceja algo incrédulo.

—Tu no sabes cocinar— Respondió sonriendo.

Intentaba deducir qué era lo que su Namari había preparado.
La pelinegra llego a la sala con una caja de pizza en su mano.

—Nunca dije que cocine— Se acercó a él.

Se sentó en el sillón y apoyo sus piernas cruzadas sobre las de su novio mientras degustaba una porción de pizza.

Hiro Hamada

—¿Cuando ordenaste pizza?— Seguí indagando.

—Nunca dije que lo hice.

Respondió simple mientras mordía nuevamente su porción.
Sonreí ante su manera de ser.

—La comida gratis sabe mejor— Dijo tomando otra porción.

—¿Cómo que gratis?

—Si demoran más de 45 minutos en la entrega la pizza es gratis.

Intenté hacer cálculos.

—Nami... Estamos a menos de 20 minutos de la pizzería.

Ella no contesto y siguió degustando su porcion.
Intenté disuadirla con la mirada pero fue en vano, ni una palabra salí de su boca.

Encendí la televisión para dejar de pensar en eso y entonces lo ví.

Ingenieros intentan descifrar el porqué los semáforos de la ciudad se atascaron en el rojo por más de 40 minutos.

La observé de inmediato con mis ojos entrecerrados y mueca de desagrado.

Ella desvío la mirada mientras mordía otra pedazo.
Su rostro solamente estaba intentando no reírse.
Suspiré y rodé los ojos.

°•Amor a nuestra ciencia•° (Parte 2)(Hiro Hamada x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora