Extra. ½

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Refregaba su rostro ante el cansancio y el sentimiento de malestar.
Cuando tomo fuerzas, o más bien, cuando no pudo resistir más, se levantó de su cama para ir al baño por cuarta vez esa noche.

Encendió la luz del baño y cerro los ojos ante la luz que quemaba estos. Con los ojos entreabiertos se miro en el espejo una vez termino.
A pesar de tener solo 12 semanas de embarazo su vientre se veía muy grande en su delgado cuerpo.

Claro que sabía porqué era, y le aterraba que pudiera explotar en cualquier momento.

Tener gemelos no iba a ser cosa fácil. Ni siquiera habían nacido y ya no podía dormir bien.

Se colocó de perfil para ver aquella barriga con ternura y cansancio, y es que no se explicaba cómo era capaz de amar algo que literalmente solo se encargaba de hacerla vomitar cuando o al contrario darle un hambre atros.

Refrego sus ojos con cansancio nuevamente y apagó la luz del baño para ir nuevamente a la cama.

Acostarse también era algo que se había vuelto tedioso debido al tamaño de su pequeña pero molesta barriga.
Estaba segura de que cuando estuviera en los últimos meses dormiría sentada sin poder mover el cuello.

De cualqier manera había investigado, no quería que nada afectará a sus hijos en el primer trimestre, y es que no había salido de riesgo. Le preocupaba tener problemas con el nivel de ácido fólico en su cuerpo, así que había comenzado a tomar suplementos también, además de vitaminas. Solo esperaba con muchas ansias llegar hasta la semana 14 para salir de la parte más riesgosa de su gestación.

Siguiendo las indicaciones de su doctor, se recostó sobre su lado izquierdo. Extrañaba y maldecia para vez que recordaba la sensación de dormir boca abajo.

Su movimiento pareció despertar levemente a su esposo quien se volteo y la abrazo, colocando su brazo derecho sobre el vientre de su esposa.

—¿Cómo estás?—Pregunto sin salir del todo de su estado se sueño.

—Tengo algo de náuseas pero intentaré dormir— Coloco su mano sobre la de él.

Dicho esto se acurrucó más y cerro los ojos.
Cuando despertó, lo hizo gracias al despertar del pelinegro.
Cómo siempre, ella despertó antes que él.

—Hiro— Llamo con cansancio.

No obtuvo respuesta.

—Hiro— Dijo con más fuerza y algo molesta.

—¿Mm?— Escuchó al pródigo.

—Tu alarma suena— aviso.

Sintió el pecho de Hiro hincharse al máximo y comenzó a levantarse.

—¿No te vas a levantar?— Preguntó.

—5 minutos más— Suplico.

El pelinegro aceptó y fue directo a bañarse. Sabía que esos "5 minutos" que su esposa pedía eran en realidad tres horas más, mínimo.

Salió del baño listo para vestirse y como lo esperaba, Ari seguía dormida, tapada hasta la frente y seguramente con sus piernas contraídas hacia su vientre.

Fue a preparar su desayuno, que se basaba en un tazón con leche y cereales, mientras que para su esposa preparaba colocaba en un plato huevos con tocino, acompañados de un jugo de naranja y una naranja.
Sabía que debía estimular la producción de ácido fólico en el cuerpo de su Ari, pues tal parecía tenía cierto déficit.

Volvió a subir con el desayuno en una bandeja. No le sorprendió ver qué la pecosa ya no estaba en la cama.
Observo a la esquina de la habitación, Baymax ya no estaba cargando en su puerto.

°•Amor a nuestra ciencia•° (Parte 2)(Hiro Hamada x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora