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Sonia: ¿Como que regresó? - le pregunté con incredulidad - ahí está mi hijo...- lo abracé tratando de mantenerme fuerte - mantén la calma... sé que no es fácil, pero tenemos que serlo... por ella.

Esteban: Mauricio siempre ha sido claro en cuanto a que ese procedimiento no funciona - suspiré abrazado a ella - nuestra niña está muy enferma... no puede recibir visitas... no podemos quedarnos con ella... Maria está sin suelo... lo estoy... pero no puedo mamá... no puedo derrumbarme... ella me necesita... al igual que nuestra niña... esta vez el golpe fue peor... Mauricio no nos ha dado esperanzas de que esto pueda cambiar... ser revertido.

Sonia: ¿Cómo no?... debe haber algo... algo para poder salvar a nuestra niña Esteban - lo miré poniéndose nerviosa.

Esteban: No sé mamá... él va a hacer nuevos exámenes y comenzó un tratamiento que fue desarrollado a poco... en unos días se le pedirá algunos exámenes para saber si el tratamiento va a combatir... no sé qué más hacer madre - suspiré mirándola - el mundo se está derrumbando una vez más... no puedo creer que esto esté sucediendo... ella estaba tan bien... tan feliz con el hermano pequeño y hoy amaneció así... de la misma manera... debilitada.

La miré pensativa. Mi corazón estaba a mil, teníamos que tener otras soluciones para combatir esta maldita enfermedad

Sonia: Yo tampoco puedo creerle mi hijo... vamos a tratar de curar a nuestra pequeña... aunque para eso salga del país... para encontrar un tratamiento más efectivo.

Esteban: Vamos a buscar a mamá... mañana, cuando vaya al hospital, hablaré con Mauricio... alguna salida debe tener... voy a la habitación... tengo que cuidar a Maria... gracias por todo - le abracé fuerte.

Sonia: Está bien mi vida... vamos... me quedo aquí con el pequeño Bernardo, no te preocupes.

Esteban: No me preocupo - sonríe y sale de allí volviendo a la habitación. Entré, cerré la puerta y fui al armario, abrí la puerta y fui a donde estaba Maria. Me senté en el suelo a su lado y lo llevé a mis brazos. En ese momento no era necesario que nada se dijera, solo se sintiera.

Me aferré a él todavía llorando, me dolía tanto el pecho que llegué a pensar que iba a morir allí. No podía creer que nuestra niña estuviera en esta situación nuevamente. Todo parecía ir tan bien y ahora sucede.

Esteban: Aquí estoy mi amor... vamos a pasar por esto juntos... nuestra niña estará bien... necesitamos tener fe en que todo terminará y terminará bien... le dije que iba a sostener en tu mano y aquí estoy... no te dejaré sola... buscaremos un tratamiento alternativo en otros países, sin importar dónde... luchemos y salvemos a nuestra niña... confía en mí.

La miré roja de tanto llorar.

Maria: ¿Por qué Esteban?... ¿por qué con ella?... ¿por qué con nuestra chica?... es tan pequeña... no ten culpa de nada... nuestra niña es un angelito... no merece pasar por eso...- solucei - tenemos que hacerlo lo antes posible... no quiero verla sufrir como antes... no quiero correr el riesgo de perderla esta vez.

Esteban: No sé mi amor... quería saber el motivo de todo esto - hablé mirándole a los ojos y luego le sequé la cara - mañana mismo vamos a conversar con Mauricio... tenemos que hacer todo por ella... no vamos a ver a nuestra niña sufriendo... vamos a luchar para salvarla.

Lo abracé de nuevo fuerte y cerré los ojos. Intentaba mantenerme tranquila, sé que él estaba sufriendo tanto como yo, pero aún así se estaba haciendo fuerte por mí y por nuestra pequeña.

Maria: Mi amor...- dije en voz baja - no hace falta hacerse fuerte... yo también estoy aquí para ti... no te detengas cuando quieras llorar, ¿está bien?

Esteban: No te preocupes por mí... estoy bien - besé su frente - no lo pienses... vamos a bañarnos... necesita comer algo también.

Maria: Por supuesto que me preocuparé, tú también eres humano y eres su padre Esteban... sé que quieres su bien y que te duele tanto, como me duele mi amor.

Esteban: Duele y mucho - respiré hondo sin mirarlo - es una mitad nuestra... una niña... nuestra hija... más no puedo dejarme derribar... no cuando ustedes necesitan que esté bien y al lado de ustedes.

Maria: Pero quiero que te abras conmigo amor... que me diga lo que siente, que si es necesario llore en mi regazo... además de marido y mujer somos amigos... somos uno...

Esteban: Yo... me siento impotente Maria... me siento incapaz ante todo lo que estamos pasando... cuando la tomé en mis brazos, la sentí tan frágil... tan sin vida - cerré los ojos llorosos - el miedo se apoderó de mí... ese mismo miedo de hace años... casi la perdemos... ahora... ahora a la enfermedad ha vuelto... y... y si... ¿si no tienes qué hacer? Maria, ¿cómo vamos a ver a nuestra niña escapándose de esa manera? ¿Cómo?

Maria: Yo tampoco conozco mi amor... sinceramente, no lo sé... ni siquiera quiero pensar en eso... pero sé cómo te sientes... el miedo que se apodera de tu corazón y mente... también lo sentí cuando la vi mirarme, llamarme y escuchar su voz tan débil llamándome... pero estamos aquí y lucharemos juntos, para que nuestra niña esté bien... no nos dejemos vencer por ese miedo.

Esteban: No vamos - me acosté sobre su cabeza en mi hombro - si no te tuviera a mi lado, no sé qué harías... - suspiré - no puedo dejar de pensar en ella... de querer estar con ella... sosteniendo su pequeña mano... acariciando sus pequeños cabellos... haciéndole reír - respiré hondo pensativo.

Escucharle decir aquello, me hizo recordar todos los momentos que vivimos del lado de nuestra pequeña y todo lo que tuve ganas fue de llorar. Pero no lo hice, me contuve por él.

Maria: Yo que no sé lo que haría, si no tuvieras tu mi amor... creo que ya se habría derrumbado... sé que no... yo tampoco...- hablé en voz baja.

Esteban: Levantémonos y sostengamos su mano... no la dejaremos caer... vamos a luchar con todo lo que tenemos para salvarla - besé sus labios - te amo Maria... amo a nuestros hijos.

Lo miré y estuve de acuerdo con la cabeza.

Maria: Sí, vamos... yo también te amo mi amor... tú y nuestros hijos son lo más importante que tengo... son mi vida... mis motivaciones.

Esteban: Tomemos un baño y acostémonos un rato... en poco tiempo llamaremos a Mauricio.

Hablé levantándola del suelo, la ayudé a levantarla y la cogí en el regazo yendo al baño, donde nos duchamos y volvemos a la cama. Horas después llamamos a Mauricio, nuestra niña estaba en la misma, dormía mientras tomaba la medicación necesaria.  Pasamos ese resto del día pensativos y preocupados por ella, con el resultados de la medicación y de los exámenes que faltaban. El otro día a primera hora de la mañana fuimos al hospital a hablar con Mauricio, queríamos ver a nuestra niña.

Cuando llegamos al hospital de lejos vimos a Mauricio y él me pareció un tanto preocupado. Nos acercamos angustiados por nuestra niña.

Maria: ¿Cómo ella amaneció Mauricio?... ¿hay tenido algún progreso?

Mauricio: Vamos a mi consultorio - los miré y salimos.

Esteban: La Verdad Mauricio... por más dolorosa que sea... es nuestra hija - dije angustiado.

Mauricio: No voy a mentir... nunca lo hice... pueden confiar en mí - dije sentado frente a ellos - el tratamiento que administré en Agatha es nuevo... es el último desarrollado en Europa... es todo lo más avanzado que tenemos... como les dije ayer, la leucemia volvió más agresiva de lo que esperábamos... el tratamiento desafortunadamente no está retrocediendo la enfermedad... en realidad él causó algunas reacciones inesperadas en Agatha, tuve que suspenderlo y medicarla... tiene una disfunción renal y pancreática aguda... los dos riñones y el páncreas están cayendo en bancarrota... no tiene un tratamiento que pueda revertirlo.

Continúa...

Sálvame ❤️ Despiértame ❤️ Rescátame - Maria y Esteban (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora