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Llevamos meses con esa rutina. Yo, Maria, mi madre y las enfermeras que cuidaban de Agatha, tratábamos de mantenerla bien y cómoda. Más con el paso de los días ella se debilitaba aún más, aparte de los dolores que tomaban cuenta de su pequeño cuerpecito. Ya no sabíamos lo que era dormir, pasábamos noche tras noche junto a su cama, velando su sueño. El miedo a dormir y perderla era enorme. Agatha era una velita que estaba a punto de ser borrada. Esa mañana mi madre y yo tuvimos que ir a una reunión en la empresa, no podíamos faltar de ninguna manera. A pesar de todo mi cabeza estaría en casa, en nuestra niña.

Esteban: Mi amor, ya nos vamos - dije entrando en la habitación - en cuanto acabe vuelvo a casa... cualquier cosa me llamé - me arrodillé junto a la cama de mi hija - mi niña... papá tiene que irse... tengo una reunión... pero te prometo que en cuanto termine, volveré y jugaremos a tomar té... papá será tu príncipe.

Agatha: Siempre ha sido mi príncipe... mi héroe... te amo papi... te quiero mucho... incluso las estrellas... te quiero una infinidad... gracias por ser el mejor papá del mundo... mi amigo... mi héroe - susurré débil.

Esteban: Mi niña - toqué su carita emocionado con sus palabras... ella era tan pequeña, pero tan sabia... tan inteligente - yo quien te agradezco por darme el privilegio de ser tu papá... eres mi mundo... es mi pequeña vida... fue hecha con mucho amor... moldeada en el más puro y precioso amor...- dejé salir una lágrima - papá quería darte la vida para sacarte de esa cama... para verte correr por ese inmenso jardín... para tomar té... jugar a la pelota... papá te ama hasta las estrellas, yendo y regresando.

Agatha: Lo sé papá... siempre lo supe... prométeme que nunca me olvidarás... que siempre me amará... que cuidará de mi casita... de mi mamá... de Be y de la abuelita también.

Esteban: ¿Cómo podré olvidar a la princesita que me enseñó a ser padre? ¿Que me mostró el verdadero significado de la vida? Siempre te recordaré... de todo mi amor... me ocuparé de todos... siempre te cuidaré... siempre - susurré besando su frente... mis ojos querían dejar que todo saliera... pero no pude... no delante de ella.

Los miré allí en la cama y me acerqué encontrando esa escena hermosa y emocionante. A pesar del dolor que teníamos, nuestra niña siempre nos hacía sonreír... por ella. Fue doloroso admitirlo, pero nuestra niña nos estaba dejando poco a poco y eso también me estaba matando... ver su dolor, su miedo y al mismo tiempo coraje, me impactaron fuertemente. Quería poder estar en su lugar, sentir lo que estaba sintiendo y quitarle todo su dolor.

Maria: No hables así mi amor...- hablé con lágrimas en los ojos y me agaché junto a ellos, no nos dejarás...- le sonríe débil - todavía vamos a vivir muchas cosas juntos...- intentaba engañarme con mis propias palabras.

Agatha: Está bien mamá - tomé su mano - no tienes que tener miedo... yo también papá... voy a cuidar de ustedes siempre - besé su cara como pude.

Esteban: Descansa mi amor... papá vuelve pronto y vamos a jugar al té... te amo - susurré besando a Maria - cualquier cosa me llama y vuelvo... tienes prioridad - me despedí de ellas y salí.

Vi a Esteban salir, me senté allí en el suelo sosteniendo su manita y acaricié sus cabellos.

Maria: Vas a estar bien mi vida... sé que lo hará...- le sonríe débil - ¿descansa un poco?... no hagas mucho esfuerzo.

Agatha: Acuéstate conmigo mamá - susurré débil.

Me levanté del suelo, me acosté a su lado y le acomodé en mis brazos, con cuidado y calma. Besé sus cabellos y acaricié ligeramente su carita.

Maria: Mamá está acá, ¿está bien?... te cuidaré mi amor.

Agatha: ¿Va a doler mamá? - me acomodé en sus brazos, cerrando mis ojos al sentir sus caricias.

Maria: ¿Que es mi amor?...- pregunté en voz baja... no quería admitirlo, pero sabía lo que quería preguntarme.

Agatha: ¿Va a doler cuando muera? - la miré - soñé mamá... un angelito vino a buscarme... pero no quiero verte sufrir... tampoco papá - toqué su cara - los amo mucho... sé que algún día llegará alguien, que suplirá toda falta que voy a hacer.

La miré y ya no pude no llorar. Mi niña era consciente de lo que le iba a pasar.

Maria: No mi amor... no morirás... sólo ve a dormir... vete a vivir con el papá del cielo... será un angelito allí también...- le cogí la mano - siempre será mi angelita.

Agatha: Prométeme que serás feliz... que cuidará de mi hermanito... que hará nuestro viaje... va a llevar a Be y a mi hermanita a disney, como me llevó cuando cumplí mis cuatro años... te amo mamá... siempre estaré aquí - toqué su pecho.

Maria: Mi amor... ¿cómo mamá será feliz sin ti?... te prometo que cuidaré de tu hermanito, si mi amor... voy a hacer todo lo que me pidas mi vida... pero mamá solo te tiene de hija mi amor... ¿de qué hermana pequeña está hablando?...- acaricié su cabello y sentí que tocaba mi pecho - yo también te amo mi vida... lo estará... siempre he estado... siempre mi muñeca... siempre.

Agatha: Sí, mamá... sé que algún día lo hará... un día entenderás todo - besé su cara - gracias mamá... fue mi ángel todos estos años... me dio todo lo que necesitaba... fue la mejor madre que pude tener... te amo hasta las estrellas - le abracé fuerte.

Le prendí contra mi cuerpo y lloré fuerte, pero luego me contuve.

Maria: Tú quien fue mi ángel, mi hija... me dio sensación... el sentido de amar... de ser madre... si pudiera daría mi vida por tu amor... daría todo por verte bien otra vez... te amo mi hermosa... mi florecita... mi mundo...- hablaba en voz baja cerca de su oído.

Agatha: Estará bien mamá... todo terminará... este dolor pasará... igual que la tuya... la de papá... y de la abuela... no me dejes sola - susurré abrazándola.

Maria: No dejaré mi amor... mamá se quedará aquí contigo... mi muñequita...- la acariciaba y le besé la cara algunas veces con cariño y calma.

Agatha: Mamá me canta una canción - susurré con los ojos cerrados, sintiendo sus caricias.

En el coche...

Me subí al coche con mi madre y nos fuimos de viaje. Estaba callado, cerré los ojos y sentí una lágrima y otra salir al recordar todo lo que ella me había dicho. De su carita que transmitía tanta paz.

Esteban: Desde el momento en que desperté, siento un dolor en mi pecho... un deseo absurdo de llorar... y... y ahora cuando salga de casa... sentí que Agatha se estaba despidiendo... fue un adiós mamá...- susurré mirando fuera del auto.

Sonia: Mi hijo...- lo sostuve en su brazo... oírle decir aquello fue como una puñalada en mi pecho - no pensé en eso Esteban... pensé que ella solo te estaba diciendo que te ama mucho...- hablé con la voz quebrada - y si fue un adiós, al menos sabemos que ella estuvo feliz a nuestro lado mi amor... y que ella está conformada.

Esteban: ¿Cómo ver morir a una hija? - la miré.

Sonia: Sé que no es fácil mi hijo... pero tendremos que aceptarlo en algún momento...- sentí que las lágrimas rodaban.

Esteban: Convivir mamá... ¿pero aceptar? Eso nunca - me sequé la cara - no puedo aceptar eso - hablé enojado.

Sonia: Lo sé Esteban... pero no puedes crear esa ira dentro de ti... ella no querría que te quedaras así y lo sabe.

Esteban: Lo siento - respiré hondo - ¡vámonos!... tenemos mucho que hacer - hablé saliendo del auto al verlo detenerse.

Sonia: Vamos...- hablé después de suspirar pesado y sali del coche yendo justo detrás de él.

Entramos en la empresa y nos dirigimos a mi sala de estar, arreglé mis cosas y fuimos a la sala de juntas.

Continúa...

Sálvame ❤️ Despiértame ❤️ Rescátame - Maria y Esteban (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora