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Mauricio: No voy a mentir... nunca lo hice... pueden confiar en mí - dije sentado frente a ellos - el tratamiento que administré en Agatha es nuevo... es el último desarrollado en Europa... es todo lo más avanzado que tenemos... como les dije ayer, la leucemia volvió más agresiva de lo que esperábamos... el tratamiento desafortunadamente no está retrocediendo la enfermedad... en realidad él causó algunas reacciones inesperadas en Agatha, tuve que suspenderlo y medicarla... tiene una disfunción renal y pancreática aguda... los dos riñones y el páncreas están cayendo en bancarrota... no tiene un tratamiento que pueda revertirlo... sólo un trasplante... lo que lamentablemente no está indicado para ella... Maria... Esteban... no quería tener que darles esta noticia... soy mucho más que médico de familia... soy su padrino... amigo de ustedes... y tener que pasar por eso, es bastante difícil... pero para ustedes es mucho peor - respiré hondo - no tenemos más que hacer, excepto mantenerla cómoda - hablé con pesar.

Cerré los ojos, sintiendo las lágrimas rodar involuntariamente. Mi pecho se apretó como nunca antes lo había hecho y sentí que mi mundo se caía de una vez. Lo que yo intento temía fue dicho por Mauricio en ese instante. Mi hija estaba muriendo y no podíamos hacer nada más.

Maria: No... no Mauricio... eso no puede ser... mi niña no...- hablé entrando en desesperación - no...- lloraba sufrida y sentí que Esteban me abrazaba.

Yo sólo logré abrazar a Maria y amparar su sufrimiento, guardando todo el dolor que se apoderó de mí. Nuestra niña, nuestra hija, tenía los días contados. Esa maldita pesadilla nos estaba llevando a un final que no aceptábamos, que no queríamos pasar. Que ningún padre debería pasar. Cerré los ojos buscando fuerzas para no dejar que ese dolor me abrumara.

Esteban: No puede ser Mauricio... debe haber algún tratamiento... algo... puedo donar un riñón... nosotros... hacemos cualquier cosa para salvar a nuestra hija - dije abajo mirándole.

Mauricio: Lo siento mucho Esteban... de verdad... este es el tratamiento más avanzado que tenemos... en cuanto al trasplante, ella no sobreviviría... está bastante descompensada... desafortunadamente, todo sucedió en silencio y solo lo descubrimos en su estado terminal.

Me aferré a Esteban y esconde mi rostro en su cuello, sollozando... por qué?... por qué la vida es tan injusta?... por qué tenía que sacar a mi niña de esta manera tan cruel?... sin darnos la oportunidad de salvarla... de darle un poco más de amor y cariño.

Esteban: ¿Cuando? - pregunté sin mirarlo.

Mauricio: No lo sé... puede ser en unos días... unas semanas...- respiré hondo - es incierto definirlo... si lo prefieren, puedo trasladarla a casa... puedo equipar una habitación con todo lo que necesita y dejar a una enfermera con ella... Agatha está asustada, quedarse en casa con ustedes sería mucho menos doloroso.

Maria: En casa...- hablé en voz baja - la quiero en casa... si no hay forma de revertir este maldito diagnóstico, al menos quiero tener a mi hija con nosotros en nuestra casa...- hablé mirando a Mauricio... estaba roja y con la cara mojada... sentía la rebelión mezclarse con el dolor en mi pecho.

Esteban: Ella va mi amor... vamos a tomar todo lo que necesita - miré a Mauricio - proporcionar todo lo que va a necesitar... queremos que se quede en casa... no importa lo que tengamos que gastar, envíele todo lo que necesita, los profesionales que puedan quedarse con ella... ¿podemos verla ahora?

Mauricio: Arreglaré su traslado... mientras hago eso, pueden quedarse con ella... me acompañen - hablé levantándome de la silla.

Me levanté con ayuda de Esteban y fuimos a la habitación donde estaba nuestra pequeña. Antes de entrar, pasamos por un proceso de limpieza y vestimos ropa específica para que pudiéramos entrar en su habitación. Cuando entramos la vi allí en aquella cama, rodeada de aparatos y mi corazón dolió tanto. Me acerqué tratando de no llorar para no asustarlo. Lo sostuve en su manita y le besé los cabellos, Después de tirar un poco de la máscara que llevaba en mi rostro.

Agatha: Mamá - susurré débil - papá.

Esteban: Sí, mi amor... estamos aquí... vamos a casa... la abuela y Be te están esperando.

Maria: Shii... no hables mi vida...- sonríe débil - todo va a estar bien...- hablé con la voz temblorosa y pesada.

Agatha: Mamá... quiero mi cama... mi abuela - pedí con miedo.

Esteban: Ya vamos mi amor... tu padrino está arreglando todo... la abuela te está esperando.

Maria: Tu papá tiene razón... ya estaremos en casa mi vida... estamos aquí contigo mi amor... no hay que tener miedo, ¿Si? - le acaricié la carita.

A la miré y estreché su mano, sintiendo el sueño apoderarse de mí otra vez.

Abracé a Maria como pude, lo más fuerte que pude. Estábamos sin tierra, devastados por lo que estaba sucediendo.

Vi a mi niña cerrar sus ojitos, siente Esteban me abrazó y ya no pude contener mis lágrimas. Lo sostuve en uno de sus brazos, que estaba sobre mi hombro, y lo apreté con cierta fuerza.

Esteban: Estoy aquí mi amor - la volví hacia mí acariciándola - vamos a darle los mejores momentos de su vida... hacer de esos días de sufrimiento, días felices... tenemos que ser fuertes frente a ti... duele, lo sé... lo siento... - susurré abrazándola.

Me aferré a él llorando en voz baja.

Maria: Está bien mi amor... vamos a hacer todo lo posible para darle los mejores momentos para ella, durante ese tiempo que todavía tenemos a su lado... no importa lo que nos cueste.

Esteban: No importa nada... vamos a darle estos últimos días a ella... todos serán de Agatha... cuando todo esto llegue a su fin, nos aseguraremos de haber hecho de todo este terrible momento, menos doloroso - besé su cabello - juntos siempre - susurré.

Maria: Sí - hablé en voz baja de forma llorosa - gracias por estar a mi lado, mi amor.

Esteban: No tienes que agradecerme... soy tu marido... somos una familia y siempre estaré a tu lado.

Tiempo después estábamos en casa, mi madre ya sabía que Agatha iría a casa. Ella ya estaba siendo instalada en su habitación con la enfermera y Mauricio para organizar todo. Las cosas de Bernardo habían sido llevadas a su cuarto, Maria estaba acompañando todo. Salí por un momento y me fui a la oficina. Entré, me quité la chaqueta y me senté en el sofá con la cara apoyada entre las manos.

Miré allí en la habitación de la pequeña Agatha y no vi a mi hijo, me pregunté dónde podría estar. Salí y fui a su encuentro en la oficina. Llamé a la puerta, entré en silencio, me acerqué y me agaché frente a él. Toqué sus manos y luego en su cara, haciendo que me mira. No necesitaba que dijera nada, solo quería que supiera que estaba allí para él.

Miré a mi madre y ya no pude contener lo que estaba sintiendo. Solté el sollozo, seguido del llanto que estaba atrapado dentro de mí. Fue un llanto de desesperación y miedo. Tenía que ser fuerte, pero en ese momento no podía ser ese hombre. Era un padre con miedo... un padre desesperado... un padre viendo terminar su mundo... ver a su hija morir sin poder hacer nada.

Verlo de esa manera, me estaba acabando. Me levanté un poco y lo tiré hacia mis brazos con cuidado, abrazándolo con fuerza.

Continúa...

Sálvame ❤️ Despiértame ❤️ Rescátame - Maria y Esteban (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora