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Maria: ¿Qué me estás cobrando Esteban?... ¿un?... ¿has analizado lo que estás haciendo?... lo que ya hizo... te alejaste y me hiciste sentir solo... se metió en esa maldita oficina y me dejó aquí.. Bernardo es todo lo que me queda... está conmigo todo el tiempo... me está cobrando lo que no me dio Esteban... no pareces necesitarme... si así fuera, pasaría más tiempo con su familia que en su trabajo... ¿qué está pasando?... es que su trabajo, nos está alejando de nuevo... me cansé de estar esperando Esteban...- hablé con la voz temblorosa - estoy cansada de todo... ya no bastaba su trabajo, todavía viene esa mujer...- hablé con cierta ira y celos.

Esteban: Usted sabe que pasé días alejado de la empresa, acumuló mucho trabajo... los puse en días y ahora estoy en casa... he estado buscando durante días y no es para tener sexo, sino para estar contigo... para hablar... un paseo... una cena... ¿y que me dijiste? Me dio una excusa... una no... varias y las respeté... respeté a todos... sólo está viendo su lado, no ver el mío... señalar los errores de los demás es muy fácil, cuando anulamos los nuestros... está viendo cosas donde no las tiene... estoy casado contigo, no con ella... y a pesar de no ser mi esposa, ella siempre está ahí para mí y para ti? Olvidaste ser esposa y solo estás siendo madre.

Maria: Por supuesto...- lo miré casi llorando - si es así, ¿entonces por qué no termina con todo esto y se queda con ella?... ya que no estoy siendo la esposa que quieres... ya que ella siempre está para ti, debe estar dispuesta a ser tu esposa tampoco!?... - hablé con cierta ira - no estoy señalando los errores de nadie... sólo estoy hablando de lo que pasó... ahora, si interpretas lo que digo de una manera incorrecta, no es mi culpa...- caminé hacia la puerta abriéndole y salí de allí lo más rápido que pude, corriendo hacia el jardín... al llegar allí, subí a la casita, cerré su puerta y me senté en un rincón encogiéndome, agarrando a uno de los osos de mi niña y abrazándolo con fuerza.

La vi salir y me pasé la mano por el pelo con rabia. Todo lo que quería era dejarla sola, pero no podía. Algo dentro de mí gritaba para ir tras ella y eso es lo que hice. Salí de la habitación buscándola, pero ya sabía dónde encontrarla. Llegué allí, subí con cuidado y al entrar sentí mi corazón a pedazos con aquella escena.

Esteban: Maria... hablemos... por favor no llores... te amo... si estoy Contigo es por amor... yo no quiero otra persona que no sea usted - me acerqué tranquilamente a ella abrazándola con cuidado - te necesito Maria... te necesito como el aire que respiro.

Cuando sentí que sus brazos me envolvían, ya no podía sostenerme y me derrumbé allí mismo en sus brazos. Me aferré a él poniendo la cabeza sobre su pecho y lloré fuerte y sufrida.

Maria: Me dejaste sola cuando más te necesitaba Esteban...- hablé en medio de las lágrimas - me sentí sola... desamparada... solo encontré refugio en nuestro niño... ¿crees que yo tampoco te necesito?... ¿que no quería estar a su lado?

Esteban: He estado aquí María... todo este tiempo estuve aquí... tuve que ausentarme por unos días... por la noche siempre estuve aquí a tu lado... pero no lo vio... me alejé más por unos días... sabes que tengo cosas en la empresa que necesitan mi presencia... de mis cuidados... estoy sufriendo tanto como tú... la diferencia es que guardé ese dolor... que no permití que ella me aislara de ti... han sido y están siendo días difíciles... tienes que confiar en mí... permitirme ayudarte a darle con eso... necesitamos hacer esto juntos... nuestro matrimonio se está desvaneciendo... estamos regresando a esos días de dolor y sufrimiento... ¿eso es lo que quieres? No quiero.

Solucé y me aferré más a él cerrando los ojos con fuerza.

Maria: No... no es lo que quiero... pero no sé más cómo darle con todo... me siento perdido.

Esteban: Vamos a tomarnos un tiempo solo para nosotros dos... sólo tú y yo... Bernardo está bien y puede quedarse con mi madre y la niñera... necesitamos ese tiempo... rescatar lo que hemos perdido... lo que estamos dejando ir... estoy aquí mi amor... estoy contigo - besé su cabello.

Maria: Está bien...- hablé sin soltarme de él - hago lo que quieras...- apreté el oso de mi niña a mi cuerpo, así como al suyo.

Esteban: Arreglemos nuestras cosas y salgamos... podemos salir mañana temprano... Bernardo estará bien... ahora ambos necesitamos atención... atención... nos encontraremos... no podemos permitir que eso nos destruya.

Maria: ¿Adónde vamos?...- lo miré limpiándome la cara - si... te prometo que te cuidaré... no dejaré que nos alejemos más.

Esteban: ¿Confía en mí? - toqué su cara - vamos a la sierra... un lugar bien reservado para los dos... un friozinho muy sabroso... vino... chimenea para calentarnos.

Maria: Confío... ¿a la sierra?...- pensé un poco - está bien...- sonríe débil - será como una segunda luna de miel.

Esteban: No... será mucho más que una segunda luna de miel... será nuestro rescate... nuestro encuentro... como nuestros hijos se lo merecían... como siempre hemos soñado.

Maria: Gracias mi amor...- escondí mi rostro en su cuello - te amo Esteban...- hablé en voz baja apretándolo.

Esteban: Te amo Maria y no tienes que agradecerme... soy tu esposo y antes que nada, es mi amor... mi prioridad - acaricié su espalda.

Días después...

Después de organizar todo, allí estábamos los dos en un chalet en la sierra. Necesitábamos ese momento juntos donde podríamos hablar y encontrar el punto perdido.

Esteban: Ya encendí la chimenea... ¿quieres algo? - pregunté entrando en la cocina.

Maria: Un chocolate caliente y algunos besos no estarían nada mal...- sonríe.

Esteban: Los besos los puedo dar... en cuanto al chocolate caliente... creo que no - ríe - puedo ayudarte.

Sonreí mirándole y sacudí la cabeza de forma negativa.

Maria: Entonces va providenciando mis besos, que voy providencia un chocolate caliente para los dos.

Esteban: Estaré esperando mi amor - besé su rostro con amor - ¿quieres ayuda o es mejor permanecer alejado y no obstaculizarte?

Maria: Quiero ayuda... pero es muy rápido de hacer...- hablé recogiendo algunas cosas allí.

Esteban: Vamos - tomé las cosas y comencé a ayudarle... tiempo después estábamos sentados frente a la chimenea, con una manta en nuestras piernas, abrazaditos tomando nuestro chocolate caliente - Maria... ¿qué vamos a hacer? ¿Cómo será de aquí en adelante?

Maria: Vamos a conciliar nuestro día a día mi amor... determinar algunas cosas para que podamos pasar más tiempo juntos mi amor... voy a ayudarte en la empresa y así vamos a seguir cuidando el uno al otro y los dos cuidado de nuestro pequeño.

Esteban: Vamos, mi amor... te quiero a mi lado... quiero compartir todo contigo, así como quiero que lo compartas conmigo... no quiero que se aleje más de mí... que me permita estar contigo... cuidando... amando... hablando... necesitamos dejar vivir a nuestro pequeño... respirar... cuidemos de él, sí... pero no lo sofoque... sé que tienes miedo, yo también tengo miedo... pero no podemos prohibirle vivir... de ser niño.

Maria: Tienes razón...- sonríe débil y suspiré - ya no dejaré que este miedo me domine - puse la cabeza sobre su pecho - gracias mi amor.

Esteban: Gracias por todo lo que me has dado... por estar aquí a mi lado - suspiré acariciándolo - Bernardo fue nuestro regalo... Dios nos dio él para aliviar el dolor que la muerte de Agatha nos causaría... nuestra niña estaba loca por este angelito que le dio un poco más de tiempo aquí con nosotros... es nuestro angelito de luz.

Maria: Él es sí...- lo apreté un poco en mis brazos - lo extraño tanto Esteban...- hablé en voz baja cerrando los ojos.

Esteban: Yo también mi amor... pero necesita relajarse un poco... está bien... está a salvo... Mauricio hizo todos los exámenes necesarios... nuestro pequeño está bien... quiero amarte tanto... sentirla... tocarte... te doy amor - susurré acariciándole.

Continúa...

Sálvame ❤️ Despiértame ❤️ Rescátame - Maria y Esteban (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora