Esteban: Imagina amor - me ríe agarrando a Agatha en mis brazos - vuelvo enseguida - salí con ella y volví minutos después.
Me acosté un poco en la cama con ella, horas después Maria y yo salíamos de la casa y fuimos al hotel que había reservado para los dos.
Esteban: Fue aquí donde tuvimos nuestra primera noche de amor... ¿recuerdas? - la miré estacionando el auto frente al hotel - preparé una noche maravillosa para los dos... ¿qué me dice la Sra. San Roman?
Miré al hotel por la ventanilla del auto sin creerlo.
Maria: Por supuesto que lo recuerdo... - sonríe - pensé que ya no lo recordaba... estaba tan nervioso que pensé que había olvidado al Señor San Roman... solo digo que quiero estar contigo... a tu lado.
Esteban: ¿Cómo se puede olvidar? - sonríe - simplemente no quería decepcionarte... vamos - bajé y me acerqué a su puerta, abriéndola... entramos en el hotel, cogí la tarjeta y fuimos a la cubierta - llegamos mi amor... en la misma habitación... solo que tengo algo que confesarte - le sonreí mirándole - desde esa noche, compré esta cubierta... no podía permitir que alguien que no fuera uno de nosotros estuviera aquí... ese ha sido mi refugio durante todos estos años y ahora, finalmente será una vez más el nuestro... será para siempre - le entregué la tarjeta - es toda tuya mi amor.
Lo miré sin creerlo y le di un aire de risa.
Maria: ¿En serio Esteban?... ¿compraste la cobertura? - hablé sintiendo mis ojos arder y me acerqué a él - mi amor... gracias... no sabes lo significativo que fue para mí.
Esteban: Desde aquella noche - sonríe - no llores mi amor - besé su frente - sé lo mucho que significa porque fue y es lo mismo para mí... vamos a disfrutar de nuestra noche mi señora - sonríe cogiéndole en el regazo y entramos - te amo Maria... siempre te amé - la puse en el suelo y le besé con amor.
Me aferré a él y cuando sentí sus labios en los míos sonreí y le correspondí.
Maria: Yo también te amo... nada ni nadie podrá cambiarlo.
Esteban: El tiempo sólo lo cuidó y preservó... será mi mujer eterna... mi esposa - sonríe volviendo a besarla con amor... bajaba los besos por su cuello, mientras mis manos acariciaban fervientemente su cuerpo.
Asentí con la cabeza y pronto sentí sus besos en mí. Empecé a sentir sensaciones que hacía mucho que no sentía. Mi vientre se contrajo, así como me estremecí toda.
Maria: Esteban... no es así - dije astuta.
Esteban: ¿No quieres mi amor? ¿Mis caricias? - le besaba el cuello - puedo parar si quieres.
Maria: Sí, quiero...- los sostuve en sus brazos apretándolos - es solo que, hace mucho tiempo que no sentía esas sensaciones.
Esteban: Yo sé mi niña - sonreí acariciando su rostro - yo también extrañé tenerla a mi lado... de poder amarte hasta el agotamiento... hagamos todo con calma... te prometo que tendré mucho cuidado.
Maria: Sí...- sonríe sintiendo sus caricias - está bien... confío en ti... sé que lo hará.
Esteban: Como siempre fue mi amor - sonríe volviendo a besarla... poco a poco nos fuimos deshaciendo de nuestras vestiduras, quedando como venimos al mundo... sin barreras, sin obstáculos... Maria era tan hermosa como antes... estaba eternamente enamorada de ella... por esa chica con cuerpo de mujer. Sonreí cogiéndola en el regazo y caminé con ella hacia la cama, donde la acosté, cerré las finas cortinas que rodeaban nuestra cama y me acosté sobre ella besándola con todo mi amor y cuidado.
Sentí su cuerpo sobre el mío y sonreí, ya sintiendo ese maravilloso beso que sus labios daban a los míos... me aferré a su cintura apretando un poco, sintiendo que mi cuerpo se calentaba con cada toque de mi amado... estaba amando sentirme amada otra vez.
Maria: Esteban... te amo... te amo y quiero estar a tu lado, hasta el último día de mi vida.
Esteban: Te amo Maria... siempre estaremos juntos mi amor... no te soltaré otra vez - sonreí mirándole y comencé a besarle el cuello... besé entre sus pechos y pronto tomé uno entre mis labios, mientras acariciaba su cuerpo.
Sentí como si una corriente eléctrica atravesara mi cuerpo. Entre abri mis labios, gimiendo en voz alta cuando esos cálidos labios tocaron mi pecho tan perfectamente. Llevé mis manos a su cabello acariciándolos y tirando ligeramente.
Maria: Esteban... humm - gime astuto.
Esteban: Sí, mi amor - solté su seno yendo hacia el otro, tomándolo de la misma forma.
Maria: No me tortures así - levanté un poco una de mis piernas, inclinándola un poco, mientras cerraba los ojos - humm... - gemí en voz baja.
Esteban: ¿Qué deseas mi amor? - sonríe bajando mis labios por su vientre - solo dímelo y lo hago - susurré sin abandonar mis caricias.
Maria: Te quiero mi amor... quiero sentirte en mí Esteban... huuuum...- sentí que mi cuerpo temblaba y sonreí - Esteban.
Esteban: Sí mi amor - sonríe mirándole - estoy aquí y soy todo tuyo - susurré acomodándome entre sus piernas... pasé a la mano de leve en su intimidad, viendo lo preparada que estaba para recibirme... la besé con amor mientras iba perteneciendo a aquella hermosa y suave cavidad... la extrañaba tanto que era imposible no gritar de placer.
Clavé las uñas en su espalda, envolviendo su cintura con mis piernas, gimiendo en voz alta y cerrando los ojos con un poco de fuerza. Pronto sonreí débilmente y besé su cuello con cariño.
Maria: Te echo de menos mi amor... ya me había olvidado de lo bueno que es sentirte así.
Esteban: ¿Te estoy lastimando? - le miré a los ojos quedándome completamente parado dentro de ella - tendremos toda una eternidad para recordar cada detalle - sonríe.
Maria: No...- lo miré y acaricié su rostro con amor... divagar moví mi cadera debajo de él y cerré mis ojos, sintiendo un placer que hace mucho no sentía.
Sonreí sintiendo que me autorizaba a seguir adelante y eso es lo que hice. Levanté una de sus piernas colocándola en mi cintura, moviéndome lentamente en una breve tortura para los dos... bajé mi rostro hasta su pecho, tomando uno de ellos con fervor.
Me arqueé un poco dándole un poco más de acceso a mis senos y nuevamente gemí en voz alta.
Maria: Esteban... humm...- gemía por él.
Esteban: Sí amor - solté su pecho y luego volví a tomarlo con gusto... mi cintura tomó gusto por aquel movimiento tortuoso, aumentando mis acometidas en su interior.
Mi cadera creó vida debajo de él y comenzó a ayudarlo. Lo que hizo que nuestro placer aumentara de una manera más que agradable y enloquecedora. Pasé mis uñas por su espalda rascándolo con gusto y gemí en su oído.
Maria: No pares mi amor...
Esteban: No voy Maria... no voy - solté su pecho jadeante - qué delicia mi amor... mi niña... mi Maria - volví mis labios hacia su otro seno, sin dejar de moverme dentro de ella.
Me estaba volviendo loco y me estaba conteniendo para no gritar de tanto placer. Me estaba torturando de la manera más deliciosa que podría.
Maria: Huuum...- apreté sus brazos serpenteando debajo de él... mi respiración estaba descompasada y mi cuerpo casi gritaba.
Confieso que escuchar los gemidos de Maria era torturante y cuando su cuerpo se movió inquieto debajo del mío, fue mi fin. Sentí que ella me presionaba y luego gozar llevándome junto. Grité fuerte y rojo, sintiendo temblar mi cuerpo. Fue tan intenso y tan perfecto, fue todo lo que no tuvimos durante años de casados.
Entrecerré los ojos levantando mis piernas, entrelazándolas alrededor de su cintura, sujetándolo más a mi cuerpo. Gemí en voz alta apretando sus fuertes brazos. Ese momento, sin duda, quedaría marcado en nuestras vidas... en nuestros cuerpos y mentes.
Esteban: Te amo María...- susurré besándole el cuello... fue maravilloso sentir su cuerpo debajo del mío.
Continúa...
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Sálvame ❤️ Despiértame ❤️ Rescátame - Maria y Esteban (Concluído)
Romansa¿Qué harías si el mundo se acabara hoy? "Podría imaginarla. Podría recordarla. Pero no podía volver a verla." - La Culpa es de Las estrellas Nota: Si usted está leyendo esta historia en cualquier otro sitio que no sea en vatpad, los invito a leer di...