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Esteban: Yo también mi amor... pero necesita relajarse un poco... está bien... está a salvo... Mauricio hizo todos los exámenes necesarios... nuestro pequeño está bien... quiero amarte tanto... sentirla... tocarte... te doy amor - susurré acariciándole.

Levanté mi rostro mirándolo con calma y coloqué la taza de chocolate en la mesita que tenía allí. Me volví hacia él todavía entre sus piernas y lo sostuve en su rostro acariciándolo y le sonreí.

Maria: ¿Entonces por qué no lo hace mi amor?... estoy aquí...- hablé quitándome el abrigo, colocándolo allí del lado, quedando apenas con el vestido que llevaba en mi cuerpo - yo también te echo de menos... mucha...- hablé con mis labios muy cerca del suyo y le di un besito.

Esteban: Voy a hacer el amor - toqué su cuerpo en una caricia - ¿mucho? ¿Mucho de verdad? - sonríe mirándole - entonces demuéstrame - susurré en sus labios.

Maria: Mucha...- hablé sintiendo que mi cuerpo se estremece y sonríe - quiero que lo pruebes - sonreí y me levanté un poco, haciendo que cerrara las piernas y abrí las mías, colocándolas una a cada lado de las suyas... me acomodé en su regazo, haciendo que nuestros cuerpos se tocaran perfectamente, al igual que su miembro toca mi intimidad sobre las telas de nuestras ropas... le mordí el labio ligeramente y le sonreí besándolo con gusto... luego metiendo mis dedos dentro de su cabello.

Solté un gemido imposible de contener en los labios de aquel huracán de mujer que Maria era cuando deseaba. La levanté un poco arrancando ese vestido de una vez. Volví a tomar sus labios con entusiasmo y pude sentir la rigidez de sus pezones tocando la tela de mi camisa, volviéndome más loco que nunca.

Sentí que él me apretaba con los brazos contra su cuerpo y gemí astuta en sus labios, los cuales estaban devorando los míos con tanto deseo. En ese mismo momento sentí que todo mi cuerpo temblaba y mi intimidad se mojaba mucho. Sonreí y llevé mis manos a su camisa, levantándola con cuidado sin soltar sus labios.

Esteban: Te amo Sra. San Roman... estoy completamente loco por ti - susurré en sus labios... mis atrevidas manos fueron contra sus pechos apretando sus pezones con deseo.

Maria: Un...- gemí al sentir su toque en mis senos y me moví sobre su regazo medio inquieto... me quité la camisa y sin mucha demora me abrí los pantalones, tirando de él como pude... vi a su miembro crear vida dentro de su ropa interior y sonríe traviesa - yo también mi amor... te amo con todas mis fuerzas Esteban...- volví a besarlo con fervor.

Poni a María en la alfombra peluda en la que estábamos acostados y me paré sobre ella. Todavía estábamos con nuestra ropa interior evitando ese toque carnal. Bajé mis labios por su cuello, llegando a sus pechos, tomándolos con lujuria. Mi mano acariciaba el costado desnudo de su cuerpo, aumentando más el deseo y la emoción de su cuerpo.

Fue imposible contener un gemido que se formó en mi garganta de repente. Apreté sus hombros ya teniendo mi respiración totalmente descompasada.

Después de cuidar cada uno de esos deliciosos pechos, bajé mis labios por su abdomen llegando a su intimidad. Deposité un beso sobre la fina tela de sus bragas y pronto me deshice de ella dejando a mi amada allí sin nada, libre y ligera para ser amada por mí. Estaba tan ansioso y tan extrañado por ella, que no quería esperar los juegos previos, solo quería sentir a mi amada en mis brazos. Me levanté quitándome rápidamente la ropa interior y volví a acostarme sobre ella.

Esteban: Quiero que lo mande todo... que haga como siempre le gustó - susurré en sus labios.

Maria: Está bien mi amor...- sonreí al mirarlo y en un descuido suyo, me volví quedándome encima de él, apoyando mis manos en su pectoral y sonreí al mirarlo... me encorvé un poco, lo besé por unos segundos y pronto me levanté sentándome sobre él... toqué su miembro acariciándolo... levanté un poco mi cuerpo, llevando ese amplio miembro a la entrada de mi intimidad y bajé de una vez, gimiendo en voz alta y echando mi cuerpo un poco hacia atrás... eso fue tan perfecto, que no pude reaccionar de inmediato.

Esteban: Maria - gemi sin control... sentirla tragarme de una vez, fue una tortura lacivante... llevé mis manos hasta sus pechos apretándolos en un masaje caliente y tostado - qué delicia mi amor... qué perfecto... haz lo que quieras... lo que quieras... soy todo tuyo.

Sonreí enderezándome sobre él y comencé a rebola lentamente torturándonos, de una manera abrumadora. Gemía suavemente con las manos apoyadas en su cintura, apretándolas llena de deseo y tesón.

Esteban: Te amo Sra. San Roman... te amo - jadeé loco de deseo... la tiré con un poco de cuidado tomando su pecho con voluntad... qué agradable era sentir esas carnitas tan suaves y olorosas entre mis labios... cómo me volvía loco.

Maria: Uuuun... yo también te amo mi vida...- hablé empezando a hacer movimientos ligeros, para no entorpecer aquellos labios maravillosos que tenía rentes a mis pechos - te amo Esteban... mi amor... mi amor... uuun...- gemí loca apoyando mis manos sobre la alfombra, poniéndome roja.

Ya no podía aguantar más el tesón que se apoderaba de mi cuerpo y sé que del suyo también. Podía sentir cada contracción de su íntimo. En un momento de descuido, me volví por encima, salía de dentro de ella. La puse boca abajo, aparté un poco sus piernas, pasé mi miembro en su intimidad insinuándome y luego me enterré de una vez sintiendo que ella me tomaba por completo. Qué delicioso era eso.

Maria: Uuuuun... Esteban... - gemí tan fuerte que incluso me asusté conmigo misma... apreté la alfombra con fuerza y sentí que todo mi cuerpo temblaba... moví mi cadera contra su amplio y grueso miembro sin dejar mis gemidos.

Esteban: Eso amor... esto Maria - gemi comenzando a moverme con gusto y deseo dentro de su cuerpo... sentir su trasero chocando con mi cuerpo fue enloquecedor.

Maria: Uuunnn.... ahhhh...- estaba quedando totalmente fuera de mí con cada embestida de él en mi íntimo... sentía todo mi cuerpo gritar por él enloquecido.

Esteban: Qué delicia mi amor... uuuuuunn - grité en su oído invirtiendo cada vez más duro y fuerte dentro de ella - disfruta amor... bromea conmigo... quiero tu placer... lo quiero junto al mío.

Maria: Siiiii...- gemí una vez más en voz alta, escuchando sus gemidos y peticiones... lo sentí entrar con fuerza y ya no pude contenerme... me derramé sobre su extremidad con fuerza, gritando en un tono de gemido.

Sentí esas contracciones perfectas y luego esos chorros de placer en mi miembro, fue mi perdición. Bombeé con gusto unas cuantas veces más contra su cuerpo, dejándome enloquecer allí mismo. Sentí que todo mi cuerpo temblaba y pronto exploté loco dentro de ella, dejando que mi cuerpo se relajara sobre el suyo.

Esteban: Amor - susurré - fue perfecto... delicioso y bastante placentero.

Sentí su cuerpo sobre el mío y recosté la cabeza sobre la alfombra sonriendo astuta, todavía extasiada por ese momento.

Maria: Sí... mucho... un...- solté un gemido todavía sintiendo el placer por todo mi cuerpo - fue maravilloso mi amor.

Esteban: Como siempre fue - besé su espalda - ¿te estoy lastimando?

Maria: No mi amor... no lo está...- hablé sintiendo sus labios calientes en mi piel - anhelaba estar así contigo... de sentirte... amarte... ser amada.

Esteban: Así como yo estaba - sonríe - pero eso va a cambiar... a partir de hoy estaremos así, siempre... ¿vamos a la habitación o quiere quedarse aquí?

Maria: Un...- sonríe - es bueno... te cobraré... vamos a la habitación... allí es más cómodo...- reí de nuevo.

Continúa...

Sálvame ❤️ Despiértame ❤️ Rescátame - Maria y Esteban (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora