2.9. Supervivencia

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Escorpión pov:

Nos vendría bien la ayuda de Mirta y Antonio, aunque están algo mayores, no sé qué tanto puedan hacer por nosotros pero por lo pronto con la ropa nos ayudaban bastante, también con la comida.

No he olvidado el acercamiento de Géminis en el hidromasaje. Por un segundo me sentí mal pero al rato no, tenía tiempo rechazándola con sutileza y creo que esta vez también fui condescendiente a pesar de su increíble insistencia. No tuve de otra más que confesarle que alguien más me gustaba, aunque no le dijera el nombre, sabe que es del grupo y si es lista, empezaría a descartar hasta dar con ella, Piscis.

No sé cuando me empezó a gustar esa chica que apenas habla, la que se la pasaba mas avergonzada que consiente, por así decirlo. Pero es tierna y no conoce mucho sobre el horrible mundo en el que estamos. Siento que puedo enseñarle cómo es, cuidarla y siempre estar juntos.

¿Que por qué estuve con tantas chicas si la que me gusta es Piscis? Bueno pues porque ella no es cualquier chica, y a pesar de tener mis necesidades sexuales, respetaba la idea de que llegar a ese punto con ella tardaría y me preparaba para esos tiempos de sequía. Y no solo la quiero para eso, pero quería despedirme de esa vida de tomar cuántas mujeres me plazca, y enfocarme solo en ella.

Tenemos tiempo conociéndonos y si fuera más observador diría que le gusto, pero es algo impredecible y no quiero apresurar las cosas, sino que se vayan dando conforme al tiempo. Pero debido a lo que nos está pasando en la actualidad, creo qué hay que darle un empujón a las cosas.

Era de noche y Mirta se había ofrecido a hacer la cena. La escuchábamos hablar, nos contaba historias sobre ella y Antonio y las historias de Tauro cuando era niño no podían faltar. Piscis estaba sentada junto a Leo y no paraba de reír. Este sería el momento de decirle lo que siento.

—Piscis —toco su hombro—, ¿podemos hablar un segundo? —le digo y ella asiente. Salimos al patio—. Bien, este... ¿cómo estás?

—Bien ¿y tú? ¿Pudiste comunicarte con tus padres? —me pregunta pareciendo interesada en mí.

—Sí y están bien, no pude aprovechar los 3 minutos porque tenían que subir al tren y ya sabes lo de la señal —le dije mientras mantenía mis manos en los bolsillos delanteros. Me senté y le dije que lo hiciera—. Debo hablar contigo —ella asintió preguntando de qué trataba—, es que no sé cómo decirlo, siempre es al revés o no tengo que decir nada —ya comenzaba el nerviosismo, sí le temía al rechazo. Respiré hondo y le dije—, me gustas, Piscis.

Solté la gran bomba que tenía días por querer estallar. Ella se sorprende abriendo los ojos como si se ganara la lotería. Articuló un "wow" y varias veces miró hacia todos lados menos a mí, se veía nerviosa. Me quedé unos segundos esperando a que se le pasara la reacción y quisiera decirme algo que me favoreciera.

—¿De verdad? —me pregunta. No era la respuesta que esperaba pero no tenía problemas con decirle.

—No miento y menos con algo así —le digo y trato de parecer y sonar relajado.

—También me gustas Escorpión —dijo y sentí una gran corriente que me llevaba hasta la luna—, pero —y me bajaron de golpe—, también le gustas a Géminis y no estaría bien de mi parte estar con el chico que le gusta a mi amiga.

No podía creer esto, ni lo mucho que la insistencia de Géminis arruinaría las cosas para mí.

—Piscis no puedes cerrarte las puertas con un chico solo porque es el ex de una amiga tuya —le digo—, ¿y si todos los chicos fueran los ex de Géminis? No tuvieras pareja nunca —le dije y me pareció que era algo extremo ese ejemplo, pero no entendía por qué si siempre me ha visto rechazarla y ha visto a Géminis con otros hombres ¿por qué teme intentarlo?

Zodiac, una historia para recordar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora