GENESIS
Me sentía ansiosa, no había logrado encontrar a alguien que se quedara con Mattia. Cuando le conté que iría conmigo a clases, su sola mirada me dijo cuanto le disgustaba la idea. Sabía que sería así, a él, no le gusta socializar, odiaba estar rodeado de personas que no conoce.
Me senté en la orilla de la cama. pasé las manos por mi cara, me sentía desesperada, este día iba a ser una mierda, pero no podía y no queria dejar de asistir a clases, no me quiero dar ese lujo.
-¿Todavía no estas lista? – Mi madre entra a la habitación.
Como todas las mañanas trae un vaso de jugo de naranja.
-Sigo pensando que no es buena idea llevar a Mattia a clases, sabes cómo es mamá – Digo exasperada – No habla mucho, y la verdad no hace falta que hable, para expresar con sus gestos lo que le desagrada – Me paso la mano por el cuello – Quizás deba llamar a Lian a ver si se puede quedar con él.
-Tambien lo hice y me dijo que no podía – Mi madre se acerca a mí, me da una caricia en el rostro.
-Nunca sirve para nada – Digo soltando un suspiro.
-No le veo el problema de que vaya contigo, debe salir más de casa, se la pasa pegado a la computado, en las clases extracurriculares en la que lo tienes – Me da una sonrisa – Es un niño, debe aprender a socializar con el mundo. Lo has criado con la mentalidad de que es mejor que el resto de la humanidad y que nadie merece siquiera respirar el oxígeno que él respira.
Sonrió. No puedo contradecir eso, he estado criando a mi hijo, para que sea exclusivo con las personas que se rodea, pero eso no quita, que él ya venía así de nacimiento, porque aun yo no lo crie así, odia a la humanidad tanto como yo.
-No me estoy quejando – Le digo levantándome – En este mundo uno debe ser exclusivo con quien se rodea, ese es el éxito de las personas. No todas las personas merecen estar en tu vida. Mi hijo no tiene que rogar que alguien esté en su vida, las personas tienen que rogarle para que él los deje estar en ella.
-¿Entonces de que te quejas? – Me dice – Es igual a ti. Odias a la humanidad, nadie merece tu atención, no socializas, no hablas con todos, eres amable con quien te nace serlo y ni hablemos de Lian, ambos son iguales en el carácter, y de esa unión salió Mattia – Rueda los ojos – Vaya combinación.
-No diré más nada – Camino a mi baño.
-Porque sabes que no puedes contradecir mis palabras – Me dice con una sonrisa.
-Madre, me iré a bañar – La miro por encima del hombro – Que Mattia esté listo para poder irnos cuando salga.
Mi madre niega con la cabeza y sonríe. Sé que no soy la mujer más amable del mundo, realmente odio estar rodeada de tanta gente, lo que no me sirve lo deshecho, para que cargar con gente que solo estorba. Eso no quita que por lo menos hablo, Mattia ni eso le da la gana de hacer, el enano se cree tanto, que siento que piensa que nadie es digno de recibir alguna palabra de su parte.
Cuando bajé para buscar a Mattia lo vi al lado de mi madre, al parecer íbamos a juego con nuestra ropa. Ambos llevamos un jeans negro, un jersey del mismo color y una chaqueta de cuero. Mi pequeño hombrecito, parecía un chico malo. Su mirada seria y fría hacia que mi piel se erizaba. A pesar de que tiene 8 años, su mirada denota autoridad, arrogancia, su sola presencia denota el domino que va a tener sobre las personas cuando esté grande. Tiene los ojos azules, pero son un glasear frio y amenazante.
-¿Estás listo? – Me acerco con una gran sonrisa.
Como siempre me ignora - ¡Dios! ¿Quién es la persona digna para de ganarse una contestación de este chico? – Como siempre solo me mira y asiente con la cabeza.
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Mi locura es Hades
RomantikDetrás de la sonrisa amable y la mirada compasiva de Genesis Dalmat se esconde un secreto que podría destruir todo lo que ha construido. Tras una ruptura amorosa que la dejó marcada, decide rehacer su vida. Sin embargo, su pasado la persigue y sus d...