CAPITULO 29

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GENESIS

Siento una ira que no he logrado calmar, esa sed de venganza que me avasalla el todo el torrente sanguíneo, esas ganas de ensuciar mis manos de sangre y acabar con todo aquel que intentó acabar con mi legado, me ha perseguido desde hace una semana.

Ya ha pasado una semana desde el incidente con Hades y Mattia, y por mas que he intentado calmarme no he logrado conseguirlo, verlo herido, postrado en una cama, hace que quiera sacar todo lo que he intentado ocultar.

Tambien está el otro problema, aunque ya me estoy ocupando de él, cuando encuentre al culpable de las malversaciones y el defalco que se le está haciendo a mi compañía, le mostraré porque no se puede jugar con una mujer como yo.

Lo que está tranquilo, debe dejarse tranquilo, la gente piensa que porque el animal es manso, si lo molestas no va atacar. Y eso es una estupidez, ya que todo animal por muy manso que parezca, llega el punto, donde se siente amenazado y se defiende.

Cuando encuentre al culpable le haré pagar con creces cada libra que ha robado y me pertenece. Si bien lo dijo Maquiavelo:

"cuando se hace daño a otro es menester hacérselo de tal manera que le sea imposible vengarse"

Piensan que porque no muestro quien realmente soy, pueden venir a burlarse en mi cara, pero me estoy cansada y todo aquello que guardo dentro, están arañando la jaula ya que muere por salir.

Sigo caminando por los largos pasillos de la clínica, odio estos lugares, me enferman, me hacen recordar a...

Sacudo la cabeza, esos tiempos ya pasaron.

Ya todo aquello pasó.

No tengo por qué preocuparme, no van a volver.

Me encargué de hacer pagar al culpable de ello.

Una sonrisa se forma en mi rostro, si bien dicen: " todo el mundo ve lo que aparentas ser, pocos experimentan lo que realmente eres"

Esa frase la llevo conmigo, ya que simplemente muestro lo que quiero que otros vean, no lo que realmente soy.

Siento voces en la habitación de Mattia, instintivamente llevo mi mano a la parte trasera de mis pantalones, y mi mano sale disparada hacia la culata de mi revolver Magnum.

Me comienzo acercar con cautela, ya que es una discusión lo que mis oídos alcanzan a escuchar.

-¿Por que aun no llevas un arma contigo?

-Ya te dije que si llevo un arma conmigo.

-¿Entonces por que no me la muestras?

Son Mattia y Hades. Desde ese día, han entrado en una constante discusión, ya que el gato no deja de decirle a Hades que se compre un arma.

Sonrío y sacudo la cabeza, a pesar de lo que es, como no llevaba una maldita arma en el auto, sabe que tiene muchos enemigos que andan detrás de él, y aunque en silencio, he estado eliminando algunos, él mismo debe limpiar su camino si quiere llegar al objetivo.

-No dejan entrar armas a la clínica.

Puedo imaginarme a Mattia blanqueando los ojos, ante esa patética excusa, yo he traído la mía desde que llegué y no me han dicho nada.

-¿Crees que soy tonto?

-Deja de preocuparte por mi, y preocúpate mas por ti, tienes que salir de aquí, odio los hospitales – Le dice Hades.

Está tratando de cambiar el tema, pero parece ser que aun no conoce bien al chico que tiene enfrente, no se le olvida nada, y puede que ahora lo deje pasar, pero mas tarde volverá a traerlo a la conversación.

Mi locura es HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora