CAPITULO 2

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GENESIS

Entré al salón de clases, con un nudo formándose en mi estómago y una opresión en el pecho. Para mi suerte estaba vacío. Me sentía completamente rara, hacía mucho tiempo que no pisaba un aula de clase. Podría decir desde que me gradué de mi primera carrera. Nunca pude ejercer, ya que mi ex esposo nunca me lo permitió. Siempre me mantuvo en casa como si yo fuera un adorno más. podría decir que era una esposa de adorno. Nunca pude opinar en nada. Siempre me decía que me limitara a mantener la casa organizada, complacerlo a la hora de follar y a respirar. Me decía que una mujer debe estar en la cocina y no en una oficina, que solo servimos para criar a los herederos de las grandes empresas.

Estaba loca cuando me metí con un tipo así, nunca fui feliz, siempre me hizo sentir menos. Cuando pasó lo del divorcio me sus últimas palabras fuero – Eres un monstruo, alguien que no vale la pena, eres rara y por eso te quedas y te quedaras sola, nadie nunca aceptara tú verdadera esencia – Me sumí en una terrible depresión después de eso.

Me escondí del mundo. Escondí lo que realmente soy, porque, aunque me gusta, sé que ante los ojos de la sociedad es algo ruin y mal visto.

Tomé una bocanada de aire. Este sería mi nuevo comienzo. Tenía que salir adelante, tengo un hijo por el cual luchar, así que, decidí sacrificar lo que soy, para ser la mujer que el mundo realmente espera que sea.

Tome asiento en una de las sillas. Suelo ser bastante puntual, a veces no sé si es una cualidad o un defecto. Porque siempre llego demasiado temprano a todos lados y me toca esperar un monto.

-¡Hola!

Una voz me saco de todas aquellas cavilaciones. Delante de mi había una chica. Bastante hermosa, por cierto. Sus rizos castaños, su piel morena y esos grandes ojos verdes la hacían llamativa.

-¡Hola!

Contesté un poco tímida. No soy de las personas que le gusta socializar mucho. De hecho, me cuestan horrores. Soy reservada, algo fría y distante, siento que si le hablo a alguien llevo a invadir su espacio personal o a incomodar. Por eso siempre me mantengo distante. Con los años desarrollé el habito de esperar a que las personas se acerquen a mi si es que desean hacerlo.

-Soy Victoria.

Me dio una agradable sonrisa. Me removí en la silla – Joder Génesis, compórtate, no eres una niña – Me reprendí mentalmente.

-Soy Génesis.

-Eres hermosa – Me dijo algo tímida.

-¡Eh! Bueno gracias. Tú tambien lo eres.

Le dije con una gran sonrisa. La chica parecía agradable y realmente no queria estar sola el primer día de clases. Había entrado a mitad de semestre, me tocó hacer un examen para poder ingresar a las clases avanzadas.

-¿Eres nueva?

-Si – Le dije. Mientras veía como se sentaba a mi lado.

-Entonces seré tú guía. Se ve que eres buena persona, así que seremos amigas.

Me dijo emoción. Yo le sonreí. Soy tímida, pero solo hasta que entro en confianza, aunque para eso me tomo bastante tiempo.

-No te quietes de mi lado. En el salón se ve cada cosa.

Sonreí, era realmente tierno que me lo dijera. No podía tener más de unos 20 años. Y yo con 32 años ya había visto todo. Asi que nada de lo que hubiera en ese salón podría sorprenderme.

Las personas comenzaron a llegar, el salón poco a poco se fue llenando de estudiantes. Yo seguía con ese nudo en la garganta, mis manos sudaban, mi corazón galopaba tan fuerte que tenía miedo de que se saliera de mi caja torácica – Tienes que calmarte mujer, te va a dar un infarto – Me decía mi cabeza.

Mi locura es HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora