GENESIS
-Es hora de irse – Me susurra Hades.
Después de lo que pasó en el pasillo, salimos a buscar a los chicos, nos quedamos un rato mas. Hades no se apartó de mi lado en ningún momento. Ignoró por completo a la mocosa aunque está le buscaba el lado.
Yo no quise decir nada, ya tiene un sentencia de muerte firmada y solo es cuestión de tiempo para que le enseñe que lo ajeno no se toca, no se mira y mucho menos se desea.
-¿Tan rápido? – Le digo.
-Tengo ganas de todo, menos de estar aquí.
-¿De que tienes ganas? – Le digo en tono sugerente.
-De follarte duro, en la cama, en el carro, en el baño y en cualquier superficie que encuentre – Gruñe – Tengo ganas de comerte ese coño y bañártelo con mi esperma, para que asi, sepas a quien pertenece.
-Que boca tan sucia tienes – Me burlo.
-Igual deseas esta boca sucia entre sus piernas.
-Imbécil.
-Lo sé. ¿Nos vamos?
-Quiero quedarme un rato mas – Lo molesto.
-Genesis – Se lleva las manos en la cabeza y me da risa lo desesperado que está.
-Bien. Vamos, solo déjame despedir de Victoria.
Se levanta de mi lado, veo como se acomoda la erección y comienza a caminar.
Llego a donde se encuentra Victoria bailando con la mocosa y me despido de ella, le digo que me siento un poco indispuesta y que Hades se ofreció a llevarme.
-¿Segura que está todo bien? – Pregunta preocupada.
Le doy una sonrisa, para tranquilizarla.
-Segura.
-Me llamas a penas estés en casa ¿Vale?
Asiento con la cabeza, dejo que me de un abrazo y un beso. Me alejo de ella y busco a Hades. No lo veo por ningún lado y siento como la ira comienza a burbujear en mi sangre.
Me giro para irme, y siento como mis pies se levantan del piso, mi mundo se gira y la sangre comienza irse para mi cabeza.
-¡Ey!
Una nalgada aterriza en mi culo.
-¿Que tanto te despedías? Eres acaso un circo de pueblo.
-¿Un circo de pueblo? - ¿De que diablos habla este chico?
-Si, esos circos de pueblo, que se despiden y se despiden y nunca se van.
Suelto una carcajada.
Imbécil.
No puedo creer que diga tantas estupideces en tan solo unos segundos.
Camina conmigo hasta mi auto. Cuando llegamos me quita las llaves, me abre la puerta y me sienta con delicadeza en el asiento del copiloto.
-¿Y tu auto? – Pregunto.
-No traje.
-¿Por que?
-Sabia que me iría contigo, y tú si traerías el tuyo.
-Que confiado y arrogante.
-Eso se llama seguridad de mi mismo, sé que de lo que soy capaz y nada me queda grande. Siempre consigo lo que quiero y no me importan los medios que tenga que utilizar para hacerlo.
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Mi locura es Hades
RomansaDetrás de la sonrisa amable y la mirada compasiva de Genesis Dalmat se esconde un secreto que podría destruir todo lo que ha construido. Tras una ruptura amorosa que la dejó marcada, decide rehacer su vida. Sin embargo, su pasado la persigue y sus d...