Etéreo

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En días como estos en los cuales se torna el cielo en ámbar es inevitable pensar en que hubiera sido de nosotros sí hubieras aceptado amarte, aunque algunas veces el querer no es amigo de lo correspondido.

¿Amarte será amar lo etéreo?

Supongo que me tocará amarte en la distancia, sentirte cerca pero a la vez tan intangible, tan etéreo, tan místico, me quedará vivir en la fantasía de lo que hubiera sido amarnos ese invierno.

¿Será que al marcharte dejaste mucho más que una copa de borgoña a medio terminar?

¿Hubiera sufrido más o hubiera bastado el amarte sin que tú lo supieras?

Etéreo, sutil e inefable es sentir el correr de los días en medio de esta apesadumbrada rutina que es tratar de no llamarte cuando recuerdo lo que provocaba en mí el cálido sonido de tu risa.

Etéreo es el dolor que dejaste en mí, agridulce, mezclado con agradables conversaciones, dudas, risas, palabras por terminar, promesas de futuro lanzadas al viento destinadas al olvido.

¿Martirizante no es el amar sin ser correspondido o enfrentarse duro al adiós?

Etéreo se siente amar en invierno en medio del frío quemando mí ser al punto de agonizar lentamente en recuerdos de lo que pudo ser, hubiese dado todo de mí para que no te hubieras ido.

¿Será que piensas en mí cada que se desplega alguna brisa invernal en medio de algún cielo ámbar?

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