Caminábamos por la calle Lavalle, con ese fresco amor de verano, donde realmente dije que siempre te amaría, pero nos exstinguimos al igual que el verano a mediados de marzo.
Memorizamos cada risa, cada beso, cada suspiro que vivimos juntos aquí, confiandonos secretos, jugando tiernamente, creí que al fin eras mi amado, mi menester sempiterno, pero nada dura cuando amas en cuarto menguante, una torpeza de mi parte tratar de desafiar a lo efímero.
Recuerdo con nostalgia, las ruidosas puertas de tu casa, anunciando mi llegada, en mi interior estaba aterrado por perderte algún día, ese maldito miedo que en lugar de aferrarse a la confianza solo aseguraba un final, aun así esperaba que esto jamás terminé, porqué no tendría el valor para caminar por la calle Lavalle.
Sé que cada paso que dé en esa calle, abriría un mar de recuerdos, reavivando con más fuerza el amor qué por ti siento, sé que este sería el tipo de desamor que sería eternamente imarcesible, detesto que está cuidad de alguna manera, estuviera alegando tu nombre a cada paso que doy.
Fue terrible como dejaste caer mi corazón, cuando sentí que lo cuidarías, estoy asombrado de la manera en qué pudiste irte tan fácil, cómo sí de un amor descartable se tratará, fue inevitable que lo nuestro se ahogará en un azul sempiterno, sí en desconfianza se estaba inundando, está calle, fue testigo del gran amor que nos tuvimos alguna vez.
En Lavalle al mil seiscientos, a pesar de que fuimos un amor en cuarto menguante, desafiando a lo efímero, confesé que realmente te amaba.
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Azul Sempiterno
PoezjaSiempre supe que toda esta agonía de mí corazón se convertiría en un azul sempiterno.