«Perdido... Totalmente indefenso.»
«No es sabio ir a buscarlo ahora... »
«Perra maldita... ¡¿Por qué?!»
«La Estrella está cerca muy cerca.»
«Mentirosa maldita... ¡Maldita...! Es que lo quieres para ti, perra. Perra maldita...»
«Pregunta tres veces, y convéncete».
«Doméñate, Angios. No es prudente... todavía»
«Más te vale alejarte de él, Portos...»
«¡¡MALDITA!!»
«¿Ah, sí? ¿Y por qué?»
«Porque el Mirlo es mío...»
***
El sonido de una ola reventando con ímpetu a la distancia irrumpió en las voces en mi cabeza y disipó la espesa bruma que abotargaba mis sentidos.
Al abrir los ojos pronuncié por instinto el nombre de Lucifer y supe gracias a ello en dónde terminaban mis recuerdos. Lo último que vi fueron sus ojos de escarcha perforando los míos... y después nada. Todo lo que hubo a mi alrededor fue soledad...
Me erguí con dificultad, con los miembros entumecidos por el frío, y me encontré de frente con el cielo como una cúpula negra sobre mi cabeza. Un haz de luz proveniente del faro barrió por los alrededores, mostrándome el paisaje llano de roca erosionada y salpicada de arena, y las barandas que separaban la tierra firme de los barrancos. Sentí contra la espalda el filo de una superficie de relieves agudos, fríos y duros, y me percaté de que me hallaba recostado al pie de una de las rocas que protegían el resto del barranco, en el extremo más alejado del mirador. Otro resplandor de luz peinó el área, esta vez, delineando a tres siluetas al frente.
Emanaban una luminiscencia propia, y lucían como espectros tras el fino velo de neblina del mar. De pronto las voces en mi cabeza cobraron un sentido nefasto. ¿Se trataba de ellos? ¿Habían venido a buscarme hasta aquí?
—¡Philes!
La voz de Dana Joan fue como el trino de un ave desorientada en los susurros tenebrosos de la noche. Fuera de lugar; confuso... y a la vez extrañamente reconfortante; como un recordatorio halagüeño del día próximo en la penumbra aplastante.
Un resplandor intenso se disparó entonces en mi dirección, en la forma de una luna llena. Intenté mirar, pero era cada vez más potente; más cercana... Y resolví que se aproximaba en mi dirección. La luz se entremezcló con el vapor huyendo de mis labios entreabiertos, convirtiéndose en una espesa bruma blanca y cegándome momentáneamente.
Retrocedí sobre el suelo de piedra húmeda, hasta chocar contra la roca detrás.
—Tranquilízate —dijo entonces una voz odiosamente conocida que, contra todo pronóstico, me alivió oír—. ¿Te asusté, pajarillo?
Dame apartó la luz de mi rostro y cuando dejó de encandilarme vi que provenía desde un objeto cilíndrico en su mano, con un bulbo de cristal en el extremo distante, el cual emitía un haz potente. Como una lámpara, pero más sofisticada... y mil veces más molesta.
Ella enganchó mi brazo con poca amabilidad y me ayudó a ponerme en pie. Miré a mi alrededor, todavía confuso. Ahora todo lo anterior no parecía otra cosa que un sueño lejano... ¿A dónde había ido Lucifer después de sumirme en sueños? Recordé brevemente la barrera desapareciendo bajo mis manos y el vértigo de mi caída al vacío. Y antes de eso... las extremidades quebrantadas de los hombres que me habían acorralado en el parque.
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Los Dos Caídos
FantasyLucifer ha castigado a su demonio más amado... convirtiéndolo en humano. Mephistopheles, el príncipe de los demonios, pasa su existencia inmortal víctima de la apatía, llevando a cabo en la Tierra la tarea de pactar almas para Lucifer, soberano de I...