03. - 𝘁𝗿𝘂𝗰𝗲

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CUANDO LLEGARON AL HOSPITAL se dirigieron directamente al ala de urgencias, la cual sorpresivamente estaba bastante vacía. El personal no tardó en llegar y llevar a santiago a una sala para tratar su herida.

Al rubio no le gustaban mucho los hospitales, los encontraba demasiado aburridos, desesperantes y, en ciertas ocasiones, tristes. Le generaban una especie de rara ansiedad.

—¿Es tu novia la chica que te trajo?.-preguntó la enfermera mientras desinfectaba el área del golpe.

Santiago no sabía donde meterse. Qué vieja chusma, pensó.

—Eh, nono. Es una amiga, insistió en traerme enseguida, estaba preocupada.—la piloteó como un campeón.

—Es muy bonita.—dicho esto lo miró con una cara difícil de descifrar para el chico, una metida bárbara.

El rubio no respondió para dar aquella incómoda y pequeña conversación como concluida. ¿A qué quería llegar la mujer con todo eso? Parecía que le estaban haciendo una joda. Encima tuvo que mentir, tampoco consideraba a la morocha como una amiga, era la primera vez que tenían un encuentro "normal".

Al cabo de unos quince minutos, en donde le limpiaron la herida, detuvieron el sangrado y le hicieron unos puntos, salió junto a la profesional que lo asistió.

La imagen que tenía en frente, hacía querer estallar en carcajadas a malvina. Santiago estaba con una parte de su cabeza bendada. De todas maneras, hizo lo posible para mantener su semblante serio mientras aquella mujer se acercaba hacia donde estaba.

—Bueno, si no venían podría haber sufrido algo peor. Como pudieron notar, el corte fue lo suficientemente profundo para producir el sangrado.—hizo una pausa para mirar al ojiazul.

—Me dijo que insististe en traerlo rápido, así que te felicito.—habló la enfermera, quien era una mujer en sus cuarenta, dirigiéndose a malvina.

—Iba a quedar más boludo de lo que ya es.—murmuró de manera inaudible la morocha, pero el rubio logró entender que era un insulto dirigido hacia el y la miró mal.

—¿Señorita?.—llamó su atención la mujer, quién parecía no haber escuchado eso, cosa que malvina agradecía.

—No, que ahora va a dormir como un rey.—santiago se quería cagar de risa ante el nerviosismo de la chica.

—Bueno.—respondió sin entender mucho—Ya se pueden ir. Ahí le di unos analgésicos que tiene que tomar para el dolor, esos puntos que le hicimos le van a pasar factura mañana.—la profesional giró sobre sus pies y su figura fue desapareciendo a medida que avanzaba en aquel blanco pasillo.

Ahora se encontraban parados al lado del otro, mirando hacia el pasillo, ahora vacío.

—Te odio.—le dijo el más alto sin mirarla a los ojos, en referencia a lo sucedido segundos atrás.

—Yo más.—sonrió falsamente la morocha, alzando su cabeza para verlo.

Malvina le dijo a santiago que lo llevaría hasta su casa y así fue. El trayecto había sido largo y en silencio, y ahora que llegaron a su destino, ese silencio se tornó un poco incómodo. Menos mal, el de ojos claros aclaró su garganta.

—Gracias malvina, posta.—se sinceró y la miró a los ojos.

El chico se sentía realmente agradecido con la streamer, no era para menos la ayuda que le brindó. Y ahora que el dolor ya no le afectaba la cabeza, era hora que dejara que las cosas fluyeran y no se hiciera ideas boludas, con la que esa noche fue su heroína.

—No es nada, y ya le avisé a los chicos lo que pasó mientras te atendían, así que tranqui.—le dedicó una sonrisa sin mostrar los dientes.

Ni la morocha quitó el seguro de las puertas de su auto, ni el rubio hizo por bajar.

GOLPE DE SUERTE ━━ SantutuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora