08. - 𝘆𝗼𝘂 𝘄𝗲𝗿𝗲 𝗯𝗶𝗴𝗴𝗲𝗿 𝘁𝗵𝗮𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝘄𝗵𝗼𝗹𝗲 𝘀𝗸𝘆

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EL MENSAJE QUE HABÍA RECIBIDO la streamer, la dejó helada. Manchi, la perrita de santiago, había fallecido y él estaba muy mal. Malvina sabía que ya estaba grande y en cualquier momento esto iba a suceder, pero para nada esperó el mensaje del rubio con la noticia. Según le explicó por whatsapp, manchi se fue durante el mediodía y él estuvo en la plata para despedirla.

Ahora, eran las once de la noche cuando le escribió a la morocha y ya había vuelto a su casa. La chica no lo pensó dos veces, y por más tarde que fuera, caminó las cinco cuadras que los distanciaban y lo fue a ver sin previo aviso. Al llegar, le mandó un simple mensaje, pidiéndole que le abriera la puerta, y así fue.

La imagen de un santiago con los ojos rojos, de lo que supuso, estaban así de tanto llorar, la impactó. No estaba acostumbraba a verlo de esa forma, de hecho, jamás lo vio asi. El de ojos azules solía estar de buen humor la mayor parte del tiempo, no le gustaba verlo de esta manera.

— Vení —la morocha no le dió espacio a contestar porque lo rodeó en un abrazo.

El abrazo duró unos minutos, el más alto se dejó hacer y se sintió reconfortado en aquella unión. Su día había sido una completa mierda y en ese abrazo, encontró un poco de calma en la tormenta que estaba viviendo. Malvina acariciaba con delicadeza su espalda, queriendo quitarle aunque sea, un poco del dolor que lo estaba atravesando.

— Tranquilo, san —lo apodó sin pensar— Sé que es una situación de mierda, pero no estás solo ¿sí? —se separó del abrazo y lo miró a los ojos— Ella te va a cuidar siempre, y donde sea que esté, estoy segura de que está bien.

— No tenías que venir vina, es re tarde ya —habló con la voz ronca— Pero gracias por estar, pasá.

— No me importa eso, quería verte igual y no me tenés que agradecer nada —se sentaron en el sofá del living— ¿Comiste algo?

— No, no tengo hambre —respondió y pasó sus manos por su cabello con frustración.

— Tenés que comer santiago, voy a preparte algo. ¿Por qué no te duchas? para descontracturarte un poco, te va a hacer bien —sugirió.

El dueño de la casa, se dijo así mismo que no era una mala idea y se dirigió al baño. Vina buscó en la alacena y en la heladera algo para cocinar, vio un paquete de capelettinis y los puso a hervir. También vio crema y queso en la heladera, así que con eso lo combinaría. Cuando santutu salió, la comida que su amiga le hizo ya se encontraba servida.

— Eu, qué rico, gracias —se sentó en la mesa— ¿Vos no vas a comer?

— Ya comí hace rato, tranqui.

Mientras el rubio comía, la morocha estaba sentada en frente suyo, en silencio. No sabía muy bien que decir y que no decir, entonces mejor lo acompañaba desde el silencio. Veía que de a ratos, al streamer se le llenaban los ojos de lágrimas y aunque tratara de disimularlo, a ese punto, malvina ya lo conocía demasiado. Luego de la comida, santiago lavó todo y volvieron al sillón.

Pusieron una película random para pasar el rato. Ahora el ojiazul, reposaba su cabeza en el hombro de la chica y de repente, terminó con el silencio con una petición que agarró desprevenido a malvina.

— Quedate. Por favor —se acomodó en el lugar para hacer contacto visual y pidió en voz baja, un poco avergonzado.

La chica se limitó a asentir y acarició su cabello a modo de respuesta.

Acordaron dormir juntos, si bien el depto contaba con otras dos habitaciones, no estaban preparadas como dormitorios. La morocha estaba con ropa cómoda porque ya estaba por acostarse cuando decidió visitarlo, así que no necesitaría pedir algo prestado. Estaban tímidos, nunca habían compartido algo tan íntimo como aquello, puesto que cuando santiago dormía en lo de vina, lo hacía en un cuarto a parte. De todas formas, el dueño de la casa preguntó y se aseguró en todo momento, de que la chica no se sintiera incómoda.

GOLPE DE SUERTE ━━ SantutuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora