19. - 𝘆𝗼𝘂 𝗯𝗲𝘁𝘁𝗲𝗿 𝗯𝗲 𝗷𝗼𝗸𝗶𝗻𝗴

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LAS NUBES QUE ADORNABAN el cielo, hacían un perfecto paralelismo con la mente de Santiago luego de ver aquella foto. Estaban todas las redes repletas de ella, no podía escapar aunque quisiera. Giró su rostro para visualizar lo calmada que se veía Malvina mirando la televisión.

Podía sentir el frío sudor recorrer su cuerpo. A duras penas era capaz de regular su respiración. Santiago, en su vulnerabilidad, se aferraba a la esperanza de que la verdad emerja, pero el miedo a enfrentarla lo paraliza. Cautivo en un torbellino de emociones contradictorias, se debate entre confrontar a la morocha y mantener la ilusión de un amor que quizás, ya no sea lo que él creía.

— ¿Qué pasa, amor? —preguntó con suavidad, al ver que el rostro de Santiago había cambiado abruptamente de expresión en lo que miraba la pantalla de su celular. Al no obtener respuesta, insistió en preguntar— ¿Qué pasa, san? —esta vez colocó con sutileza una de sus manos sobre el brazo del rubio, en un intento de que su tacto lo sacara de sí mismo.

El corazón del rubio se convirtió en un abismo de dudas ante su toque. Cautivo por la sombra de la sospecha, su mente se enreda en pensamientos que flotan como niebla densa. Cada palabra de Malvina, ahora resuena con un eco de incertidumbre que amenaza con destruir la armonía de su amor.

— ¿Qué me pasa? ¿En serio me preguntas Malvina? —su voz era distinta, el tono que estaba usando no le gustaba nada a la morocha y no entendía lo que estaba sucediendo.

Sus ojos azules buscaban indicios de traición en cada gesto, en cada mirada furtiva. Cada rincón de su mente se convierte en un laberinto de preguntas sin respuestas claras.

— ¿Por qué me hablas así, santiago? ¿Qué carajos te pasa, chabón? te pregunté bien —ahora ella también estaba manifestando esa esencia amarga en su voz.

El ojiazul quería reír sarcásticamente ante lo que escuchaba ¿Lo estaba jodiendo? ¿Todos esos meses fueron un boludeo para ella? tenía que ser eso, sino no entendía cómo podía estar como si nada cuando la noche anterior se estaba besando con otra persona. Sin más fuerzas para contestar, volvió a la imagen que yacía como una daga en su pecho y puso su celular delante los ojos de su contraria.

Malvina lo observaba desconcertante, con extrañez. En la foto se podía ver su cuerpo siendo tapado por el de otra figura. Tomás, pensó inmediatamente. Podía ver el por qué del planteo de Santiago, pero no había más que un acercamiento, siquiera se podía ver más allá de eso. A excepción de claro, dos firmes manos sosteniéndola por la cintura. Cualquiera saldría de sus cabales por una imagen como aquella, que dejaba una libre interpretación. Era más que obvio para ella la falsedad de la misma, pero cómo podía saberlo Santiago si en ese momento él no había estado allí, observando la situación que le había tocado vivir.

— San, no —en un intento de hablar bien, las palabras salieron como un susurro de su boca— No sé qué estás pensando y tampoco tengo idea de dónde salió esa foto, pero no es así. Rusher estaba-

— En todos lados está la foto. En todos. ¿Me vas a decir que no es lo que pienso vina?

— ¿Me podes dejar que te explique? —cuestionó con frustración. No le gustaba nada la pinta que tenía todo esto— ¿Te acordas cuando te dije que iba a ir al baño? bueno, a la vuelta se me cruzó él y me empezó a sacar charla. Yo de verdad no quería hablar con él pero me insistió mucho y yo estaba vulnerable por el trago, ese agarre que ves es obvio, y no te lo voy a negar. Pero claro que no van a subir la foto cuando lo empujé y seguí mi camino. Ya sabes como es él y como fue siempre conmigo, pero anoche le puse un límite y le dije que yo estaba con alguien más —suspiró con pesadez mientras trataba de decifrar que estaba pasando por la cabeza del rubio a través de sus ojos. Parecía no haber nadie allí dentro y eso hizo que sus nervios salieran aún más a flote.

El nudo en el estómago del más grande se apretaba con fuerza, y el peso en su pecho se volvía casi insoportable.

— Necesito pensar.

Esas fueron las únicas dos palabras que se limitó a decir antes de levantarse y encaminarse a la puerta de entrada. El cuerpo de la chica respondió rápidamente y fue detrás de él, no podía quedarse tranquila con esas dos palabras, la ansiedad la iba a carcomer por dentro.

— San ¿vos me crees...verdad? —preguntó con ojos suplicantes, tratando de encontrar alguna señal de compresión y certeza en los azules de su contrario.

En el corazón del rubio se podían escuchar gritos que sonaban como latidos que buscaban acercarse al cuerpo de malvina y no soltarla. Quería creerle, en serio lo anhelaba. Pero las voces en conjunto que se esparcian por las paredes de su cabeza eran más fuertes. Necesitaba estar solo y pensar las cosas, no quedarse para seguir con una pelea y terminar peor que ahora. Tiempo, tanto como eso. Lástima que siempre es eso lo que falta, y la morocha estaba a solo tres días de viajar a la otra punta del continente.

Él se fue sin responder y en el silencio de la habitación, la chica podía escuchar su corazón latir con fuerza y como la angustia la envolvía como una manta fría. Las lágrimas, testigos mudos de su tormento, amenazan con desbordarse mientras contempla el caos que ha envuelto su relación con Santiago. ¿Él, en serio, no le creía? La desconfianza había colocado un abismo entre ellos, un muro. La carga emocional se posa pesadamente sobre sus hombros.

Cada palabra de amor compartida se transforma en una realidad lejana, y los recuerdos parecen desvanecerse en la bruma de la incertidumbre. El dolor de ser percibida como una traidora se convierte en un puñal que se clava profundamente en su pecho, y la culpabilidad la atormenta, aún cuando sabe que las acusaciones son infundadas.

Malvina lucha contra la sensación de impotencia. El amor que una vez fue su refugio ahora parece haberse desvanecido, y la perspectiva de perder a Santiago la coloca en una cuerda de desesperación. Sus intentos por explicarse parecieron caer en oídos sordos, y la distancia emocional entre ellos se agranda con cada momento de incomunicación. Aunque sabe que las palabras podrían no ser suficientes, se aferra a la esperanza de que Santiago pueda ver más allá de las sombras de la sospecha.

SANTIAGO

Las horas pasan lentamente mientras camino por las calles de Palermo y el fantasma de la duda se cierne sobre mí. Estoy atrapado en la telaraña de la desconfianza, como si yo fuera la más débil presa y ella la más feroz de los depredadores. Tengo un debate interno que viaja entre la esperanza de que todo sea un malentendido y el miedo de que esto sea un hecho real. ¿Estuvo mal irme como fui? Tengo claro que sí, pero ahora es demasiado tarde para jugar al arrepentido.

Quiero llorar pero no puedo y me molesta porque parece ser lo único que podría quitarme el dolor que siento. El amor que encontré se ve eclipsado por la sombra de la sospecha, y el futuro que imaginaba con ella se desdibuja en un paisaje incierto. ¿Debería creerle? es lo que quiero ¿No es imposible que me haya hecho algo como esto y yo esté tirando algo tan importante, como la confianza, por la borda?

Quiero ser racional, irracional, sentimental. Quiero ser todo y a la vez nada, porque tal vez ninguna de esas perspectivas me hagan sentir tranquilo.

Por el momento, necesito estar solo.










































20k DE LECTURAS QUÉ muchas gracias😭😭😭
igual me pregunto si no les gustaron los últimos caps por la decadencia d votos😓 voten porfavor esto es trabajo honesto

en fin, les amo🫦🫦 comenten puteenme ahre

GOLPE DE SUERTE ━━ SantutuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora