07. - 𝗴𝗶𝗿𝗹'𝘀 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁

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EN EL ROSTRO DE SANTIAGO se reflejaba el arrepentimiento. Luego de haber comido y caminar un rato por el parque que se encontraba cerca, se dirigieron a paso lento al departamento de malvina. Aún no era lo suficiente tarde como para dormirse, así que la morocha tuvo una grandísima y divertida idea, aunque no lo era para el ojiazul.

Después de ponerse su pijama de spiderman para estar más cómoda, sacó de uno de sus cajones del tocador que tenía en su cuarto, unos pares de mascarillas. Todo esto sin decirle nada a su invitado. La verdad es que hacía mucho que la streamer no tenía una "noche de chicas" y quién mejor que santutu para molestar.

— Ni se te ocurra malvina —había sentenciado acusándola con su dedo índice.

— Solo una mascarilla, ¿o no te da? —le preguntó retadora.

Así que ahí estaban, sentados como indio en el sillón grande del living, cara a cara y con la morocha tratando de abrir el paquete de uno de los productos.

— Me estas poniendo nervioso, dámela —santiago le sacó el paquete de las manos y lo abrió con la boca para luego devolvérsela.

— A ver, quedate quieto y cerra los ojos —ordenó mientras sostenía su menton y se acercaba más al rubio.

Tomó la mascarilla, que era una especie de fina tela y simulaba ser el rostro de un panda, y trató de acomodarla lo mejor posible a las proporciones de la cara del ojiazul.

— ¡Está frío eso! —exclamó santiago pegándole un manotazo a la morocha.

— Es la idea pelotudo, quedate quieto te dije —repitió y siguió con su labor— Ahí está, ya podes abrir los ojos.

Cuando santiago abrió los ojos, malvina todavía tenía sus manos en su mentón y aún mantenían la cercanía. Quedaron unos segundos en silencio, simplemente mirándose.

— ¿Qué, qué pasa? ¿quedó mal? —preguntó el streamer, con un tono de voz más bajo al que usualmente ocupaba y sin romper el contacto visual.

La chica se dio cuenta de la situación enseguida y rápidamente se alejó, acomodándose nuevamente.

— No, no. Mirate en el celu —le alcanzó su celular con la aplicación de la cámara abierta.

— Hija de puta ¿cómo que un oso panda? —exclamó mientras se veía y malvina se echó a reír.

— Pero si es re tierno dale, a parte es hidratante —lo trató de convencer.

— Qué sé yo, por lo menos tiene rico olor.




























































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Esa había sido la primer salida de muchas. Con excusas de por medio, claro. Normalmente la persona que tendría que acompañarlos a tal lado no podría y uno de ellos se ofrecería para ocupar ese lugar. Por ejemplo, cuando caminaron hacia donde malvina tendría una sesión de fotos, para la nueva línea de ropa urbana de adidas.

— ¿Si les pedis ropa, te dan? —curioseó el de ojos azules y la chica rió.

— No funciona exactamente así, pero a veces si me gustan los outfits me los dejan.

— Pedí algo para mi —demandó.

— Comprate pedazo de rata —lo empujó levemente con los hombros.

A la morocha le gustaba molestarlo, porque ni bien tuvo la oportunidad, mangueó unas prendas a la producción para luego dárselas.

Mientras la chica posaba ante las cámaras, el rubio se perdía viéndola. Era hermosa, eso no se lo negaría a nadie. Le gustaba la facilidad con la que se desenvolvía a la hora de modelar, era el carisma personificado. Esas salidas que estuvieron teniendo, habían sido probablemente los mejores momentos de sus semanas, el tiempo no parecía correr o a veces, sentía que todo pasaba demasiado rápido y le costaba despedirse. Aunque no se lo admitiría en voz alta, se sentía muy bien tener su amistad y compañía.

Al cabo de dos horas más, al fin malvina era libre. Volvió a ponerse la ropa con la que había salido de su hogar y tomó dos bolsas que contenían un buzo y una remera para su acompañante.

— Tomá, para vos —le acercó las bolsas.

— Te estaba jodiendo ¿sabías no? —respondió mirando las bolsas.

— Bueno... si no querés me las quedo yo —volvió a agarrarlas malvina y el rubio las tomó rápidamente, arrepentido.

O también cuando después de un partido de river en el monumental, goncho y santiago la fueron a buscar en el vehículo del primer mencionado para ir a su casa y cenar juntos.

— Mira amiga, primera y última vez que piso estos lares, deci que te quiero —fue lo primero que le dijo gonzalo, luego de saludarla cuando entró a su auto.

— Yo me tuve que poner un buzo porque hace mucho frío en la zona —siguió santutu, quien se encontraba de copiloto.

— Son dos mogolicos —les respondió de mala gana, cuando terminó de acomodarse en los asientos traseros.

Y esa noche, se les unió german, quién junto con goncho, no paraba de lanzarle miradas cómplices mientras cenaban al segundo, en referencia a la repentina buena relación de los que antes se consideraban adversarios.

— ¿Qué tanta miradita ustedes dos? —había cuestionado malvina, un poco cansada de ese par.

— ¿Nosotros? —preguntaron al unísono— Te parece, nomás —concluyó unicornio.

El hecho de que ahora vivían tan cerca, los había llevado a tener también una relación más amena. Si estaban aburridos, eran mutuamente al primero que llamaban para hacer algo, ya sea caminar, comer, juntarse y no hacer nada o lo que sea.

GOLPE DE SUERTE ━━ SantutuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora