'si no hubiese sido por el golpe
que se dio santiago en la cabeza
nunca se hubiera enamorado de
la piba que le caía mal'
𝘀𝗮𝗻𝘁𝘂𝘁𝘂 𝘅 𝗳𝗲𝗺!𝗼𝗰
@111sag - 2023
SANTIAGO TENÍA LO QUE se conocía como depresión post-viaje. Aquellos días con el tridente por europa habían sido mejores de lo que alguna vez pudo imaginar, pero ya era hora de volver a casa.
Volvía junto con uni, puesto que tomás se quedaba en italia a la espera de milagros, su novia. En el avión durmieron cual marmotas, así que llegaron bien descansados a buenos aires. Una vez en el aeropuerto, cada uno por su lado.
Aun así, no todo era feliz en la vida del rubio. La chica con la que estaba "saliendo" le cortó el rostro de un día para el otro antes de partir a españa, la primera parada de su travesía. Mala suerte para él, quién estaba empezando a engancharse con aquella rubia.
Más allá de eso, los días de su vida solían ser bastantes monótonos, y ese viaje sin dudas le devolvió esa chispa que le venía haciendo falta desde hace ya un tiempo.
Se dijo así mismo que no iba a darle más vueltas al asunto y para distraerse, hizo un directo timbeando por la noche.
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Hoy era viernes y goncho prácticamente lo obligó a ir a la bresh, diciéndole que también iría el resto de la muchachada. Así que como no tenía mejor cosa que hacer, se puso sus mejores pilchas y partió para la casa del dueño de la idea, donde se había organizado la previa.
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Malvina dio aviso a su amigo de que ya se encontraba afuera de su casa, y cuando la puerta se abrió, se encontró con otro de los invitados.
— ¡Primo!
— ¡Prima!
Exclamaron al mismo tiempo. No era goncho el que bajó a recibirla, era su enano favorito, rodrigo.
— ¿Cómo estas? —se preguntaron mientras se abrazaban.
— Bien, me costó un huevo estacionar hermano. Te ocupaste toda la calle —le reclamó a carrera.
— Ay bueno, lo lamento señorita fórmula uno —se burló el más bajito. Malvina lo superaba por tres centímetros y era suficiente motivo para joderlo siempre que se le daba la oportunidad.
Mientras subían a donde se encontraban todos, la música iba calando sus sentidos auditivos. Llevaba una botella de fernet y otra de coca-cola en sus manos. Cuando llegaron donde los demás, pudo visualizar a uni, goncho, flor, guille, luckra y a santutu como la frutilla del postre.
Saludó a todos uno por uno con un beso en la mejilla sin dejar pasar por alto al último mencionado. Al terminar, sintió unas manos agarrando su cintura por detrás.