Nota 1

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El cuarto de Akaashi se sentía demasiado solo si Bokuto era el único allí.

Eran las 8 de la noche y la madre del pelinegro apenas había logrado hacer que saliera del hospital para tomarse un descanso, después de tiempos milagrosamente interrumpidos a partir de los 4 días desde que el joven permanecía recostado en la cama de ese cuarto tan frío.

- Volverás aquí muy pronto Akaashe, y todo estará tan limpio como siempre para que te sientas cómodo… - Susurró Koutaro para sí mismo, en un intento de despejar esa voz que solo le daba dolor de cabeza en su interior. – Vas a ver que estarás aquí de vuelta.

Su mente, que siempre tan fuerte había permanecido, flaqueaba de una manera impresionante cuando se trataba de esa mirada esmeralda que ahora tanto extrañaba.

No fue capaz de escuchar el diagnóstico completo que el doctor le había dado.

Sabia que no era bueno.

Y él simplemente quería verlo abrir los ojos.

Apretando los labios mientras veloces gotas saladas se deslizaban por su rostro, alcanzó a ver una pequeña libreta de notas debajo de la almohada en la cama. Limpiándose la cara con el antebrazo, la tomó.

Vaya su sorpresa al descubrir que se trataba de un pequeño diario. Uno que rescataba las partes más memorables del día a día de Keiji en la academia, como una manera de tratar la tristeza que su enfermedad había acarreado a su vida.

Curiosamente, se encontró también con el primer día que ambos habían compartido palabras, pero cuando intentó cerrar aquella libreta para evitar los sentimientos que anhelaban salir dentro de él, una pequeña fotografía se escapó como una pluma volando en el aire.

Al tomarla, una suave sonrisa se le dibujó en los labios.

- De verdad eras increíble, Akaashe.

La imagen reflejaba a Keiji, probablemente 3 o 4 años atrás, en una presentación en solitario que Bokuto acreditó como el lago de los cisnes.

Tan lleno de vida, tan sano, tan...

- ¡¿Por qué, por qué él?! – Exclamó aun conteniendo su voz. – Eres demasiado joven, eres demasiado bueno, los ángeles no caen Akaashi, y tú no te vas a rendir aquí…

Profundamente nadaba el cuerpo de Bokuto mientras que la luz poco a poco desaparecía de su alrededor.

Pero tomando la pluma más cercana a él y volviendo a la siguiente página libre de la libreta de notas, se dispuso a escribir todavía con la sonrisa más cálida del mundo. Porque no podía permitirse otra expresión en cualquier momento que su memoria fuera ocupada por Keiji.

Y porque sabía que eso lo pondría triste a él.

24 de junio.

¡Akaashe! Por fin el verano acaba de comenzar, el aire sabe diferente y solo puedo pensar en cuantos lugares visitaremos estas vacaciones, ¿te imaginas?, serán las primeras que pasaremos juntos y no puedo estar más emocionado!!! También podríamos hacer pijamadas con películas de terror… Uh, en realidad preferiría ver otra cosa, pero… ¡sé que a ti te gustan! Así que podría hacer una excepción ¿cierto?

Podríamos visitar alguna playa… aunque tampoco sé nadar, ¡¡pero también podríamos ir a comer helado, de chocolate para mí y de vainilla para ti!!

Hay tantas cosas que podríamos hacer juntos, y yo te prometo dejar que decidas por ambos todos los días de lunes a domingo.

Apresúrate a venir aquí Akaashe, y yo te esperaré justo al lado tuyo… ¿sí?

Atentamente; Koutaro.

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Mi gran amor está en el cielo. | (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora