Connie es una adolescente de quince años que está buscando ordenar su vida tras una ruptura amorosa. Con su fiel compañero, un reproductor de mp3, ella comprenderá que el poder de las canciones es singular.
Una canción puede recordarte a alguien o t...
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Rebecca le confesó que llevaba un mes engañando a John, su esposo, con un hombre cinco años más joven. A Connie le costó mucho aceptar esa situación. ¿En dónde estuvo su mente todo ese tiempo como para no notarlo?, se culpó.
Con esos punzantes pensamientos se enfocó en el paisaje a través del cristal del autobús en el que ella y sus nuevos amigos se dirigían a la casa de Dylan.
Al llegar a destino, Connie y Matt se sentaron en la sala, Dylan fue a la cocina, y Brad fue hasta el mueble alto y ancho, destinado a guardar el equipo musical y los discos de los padres del rubio, los señores Myers.
—¿Cómo conocieron a Jake? —preguntó Connie una vez que Brad se sentó en el sillón.
Brad y Matt se miraron entre sí mientras de fondo se escuchaba la primera canción del disco Synchronicity de The Police.
—Hum... Yo lo conocía hace tiempo —contestó dudoso Brad después de morder su piercing del labio.
—Jake tocaba el bajo en otra banda, pero se notaba que no era su estilo —explicó Matt—. A nosotros nos faltaba un bajista y Brad le preguntó si quería unírsenos.
Brad comenzó a reír y posteriormente le siguió Matt. Connie los observó con curiosidad.
—Oh. ¡Verdad! Había olvidado ese detalle. —Brad rio de nuevo—. Jake se arriesgó con nosotros, pues seguíamos en la escuela y no teníamos temas propios, sólo muchas ganas de crear algo diferente. Él encajó perfecto y muy rápido comenzaron a salir nuestras canciones.
—Me encantaría asistir a uno de sus ensayos —comentó ella.
Los chicos volvieron a mirarse entre sí con ojos dubitativos.
Dylan se les unió cargando una bandeja con cuatro vasos de gaseosa sabor cola y varios snacks, la que dejó luego en la mesita de centro.
—¿Desde qué edad tocan sus instrumentos? —continuó ella con el interrogatorio después de comer una papita.
—Desde los ocho —contestó Dylan sentado en el sofá, al lado de la chica.
Brad tragó las papitas que masticaba antes de responder:
—Yo desde los doce, más menos.
Connie asintió, estirando el brazo para alcanzar su vaso de bebida desde la mesa de centro.
El aludido la observó confundido, para ese entonces su mente se encontraba en otro sitio.
—Matt toca el piano —reveló Brad—. Su madre le enseñó de pequeño.
Los ojos de Connie se abrieron en sorpresa.
—Ella es una pianista profesional —informó Matt cruzado de brazos—. Viajó por varias partes del mundo para dar conciertos. Pero claro, eso fue antes de conocer a mi padre.