Connie es una adolescente de quince años que está buscando ordenar su vida tras una ruptura amorosa. Con su fiel compañero, un reproductor de mp3, ella comprenderá que el poder de las canciones es singular.
Una canción puede recordarte a alguien o t...
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En su camino a la escuela, Matt junto con Dylan vieron a una solitaria Connie sentada en la acera. Ella no se sentía de ánimo para entrar a clases y los chicos decidieron acompañarla un rato.
—¡Aún no le cuenta! —exclamó Dylan sentado al lado de la muchacha.
Connie acababa de decir que su madre aún no le decía la verdad a su padre. Habían pasado tres semanas desde aquella escena en el parque.
Ella se encogió de hombros y desvió la mirada hacia el concreto bajo sus pies. De reojo vio que Matt sacó de su mochila una cajetilla de cigarros, provocando que sus ojos se iluminaran.
—¿Me das uno?
Los chicos la miraron inmediatamente.
—¿Fumas? —preguntó Dylan.
Connie lo ignoró. Recibió de parte de Matt un cigarro junto con el encendedor. Dio una calada profunda y expulsó el humo de forma lenta por su boca.
Matt le ofreció otro a su amigo y él lo rechazó.
El rubio rompió el silencio al invitar a Connie a la fiesta que haría esa noche en su casa. Recalcó que también podía ir Emily. Él sintió que aquello era una buena idea, a diferencia de Matt, quien lo aniquiló con la mirada por realizar esa invitación.
—¿Un jueves? —contestó Connie en un tono irónico.
—¿Cuál es el problema? —Se defendió Dylan—. Mis padres no estarán.
Ella observó a ambos en un intento de leer sus expresiones. Por sus aspectos, dedujo que asistir a fiestas antes de un día de escuela era habitual en ellos.
—Lo pensaré —respondió finalmente.
Después de otras dos caladas, Connie se levantó. No se sentía de ánimos para sociabilizar. Se despidió de los chicos y emprendió su rumbo con la simple intención de caminar por la ciudad.
Los muchachos la vieron partir, ambos con diferentes pensamientos.
—Matt, quiero preguntarte algo —soltó Dylan en un tono serio y para llamar su atención, pues su amigo continuaba viendo la silueta de la chica alejándose.
—Te escucho. —Aplastó la colilla contra el suelo.
—¿Estás interesado en Connie?
—¿Qué? —contestó con ojos sorpresivos.
—¿Quieres tener algo con ella? —recalcó en un tono relajado.