Capítulo 14: Las reglas

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Connie vio a Dylan un par de veces en la escuela, siendo el comportamiento de este muy esquivo, y en ninguna oportunidad él se acercó a saludarla, como normalmente lo hacía

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Connie vio a Dylan un par de veces en la escuela, siendo el comportamiento de este muy esquivo, y en ninguna oportunidad él se acercó a saludarla, como normalmente lo hacía.

Quizá la relación con él había llegado a su fin, meditó.

Prontamente se sintió torpe por pensar en el término de su relación como si hubieran sido una pareja amorosa. Con Dylan eran sólo amigos, se apoyaban el uno al otro, compartían risas y conversaban sobre música. Claro, a veces también saciaban sus deseos sexuales con encuentros casuales. Eso no era suficiente para ser considerada como una relación amorosa, aun así, ese distanciamiento tampoco se sentía como el término de una simple amistad.

Bufó, con su cabeza pegada al cristal del autobús mientras escuchaba Love, Hate, Love de Alice In Chains en su reproductor de mp3.

Pensar en su relación con Dylan siempre la frustraba. También, para su infortunio, siempre terminaba dándose cuenta de que perderlo le afectaría más de lo normal.

La manera en que Dylan enfrentaba la vida era algo opuesta a la suya. Sin ningún esfuerzo él era capaz de alivianar la pesadez sobre su pecho cuando se sentía sobresaturada, y de paso, le robaba sonrisas sinceras. Si llegaba a perder eso su vida se tornaría aún más gris.

Pensó después en Emily, quién siempre ha estado ahí en sus momentos más oscuros. Esa era la única amistad que debería importarle perder y, desde que dejó su casa, que ha estado algo distanciada de ella. Eso debía cambiar, se prometió antes de bajarse del autobús.

Esa tarde no estaba en sus planes ver ni a Emily ni a Dylan. Estaba en búsqueda de la ayuda de Matt. Sí, lo iba a intentar una vez más.

Entró al restaurante de comida rápida donde él trabajaba y le habló a uno de los chicos que se encontraban atendiendo al público para que la ayudase a ubicarlo.

Matt apareció un minuto después, vistiendo su uniforme de trabajo. Le indicó a Connie que en veinte minutos más se tomaría su hora de colación. Ella esperó sentada en la mesa de la esquina, al lado del gigante cristal que daba a la calle.

Matt se acercó con una bandeja, la que traía dos vasos desechables con gaseosa, un sándwich de jamón con lechuga y un panecillo. Él tomó el panecillo y empujó la bandeja hasta quedar en el lado de ella. La chica en un principio se negó, pero Matt le insistió en que comiera el emparedado, explicándole que él estaba mal del estómago.

Connie accedió finalmente porque no quiso llevarle la contraria. El simple hecho de que él aceptara conversar con ella, sentados alrededor de una mesa, como personas civilizadas, ya era todo un logro.

Después de darle un mordisco al sándwich, ella comenzó a disculparse por su comportamiento el otro día.

—Lamento mucho haberte incomodado. Espero puedas dejar eso atrás. Y si tienes algún problema conmigo, quiero que me lo hagas saber —dijo ella de forma tajante para acabar con ese asunto.

Entre Canciones - #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora