Connie es una adolescente de quince años que está buscando ordenar su vida tras una ruptura amorosa. Con su fiel compañero, un reproductor de mp3, ella comprenderá que el poder de las canciones es singular.
Una canción puede recordarte a alguien o t...
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Esperó sentada en la sala, mirando televisión, sin estar del todo atenta a la pantalla; su atención se encontraba fija en las personas que entraban por la puerta.
Dylan fue el primero en llegar, lo hizo con quince minutos de anticipación. Él y Jake conversaron por unos minutos hasta que se les unió Brad. Luego los tres se encerraron en el garaje para comenzar el ensayo.
Seis minutos más tarde golpearon la puerta.
Connie sintió su ritmo cardiaco acelerarse y sus manos empezaron a sudar. El hecho de estar sola allí la colocó muy nerviosa.
Los golpes volvieron a escucharse, mucho más fuertes que la vez anterior. Tragó saliva e intentó pensar en otra cosa.
Escuchó después a alguien acercándose por el pasillo. Para su fortuna, Jake fue a atender el llamado. Efectivamente, se trataba de Matt. Él junto con Jake se encaminaron a prisa hasta el garaje.
El cuerpo de la chica se relajó cuando perdió a Matt de vista. No supo en ese momento si fue algo bueno o malo que él no le dirigiera la mirada, ni siquiera que la saludara. Por el lugar en el que ella se encontraba, era imposible que él no hubiera notado su presencia.
Suspiró.
Si lo analizaba, ese había sido un buen primer acercamiento. Iba a ser cuestión de tiempo para que las cosas volvieran a la normalidad. Sabía también que le costaría trabajo y unas cuantas lágrimas llegar a ese punto, pero lo iba a lograr, no le quedaba otra alternativa.
La fatiga que sintió unas horas después la obligó a ir a la cocina a prepararse algo. Volvió a la sala para comer su emparedado frente al televisor.
Escuchó fuertes carcajadas provenientes del garaje cuando iba a la mitad de su comida. Por algún motivo, aquello la alegró. Pese a todos los secretos y los conflictos entre sus amigos, la alegraba saber que ellos eran capaces de dejar esas cosas atrás y seguir disfrutando mientras creaban música.
No pudo terminar de comer su emparedado. La pena la había vuelto a invadir porque recordó las palabras de Matt. Quizás él tenía razón y no valía la pena echar todo por la borda sólo por ella. En ese sentido, de haber intentado estar juntos, las cosas entre todos hubiesen cambiado, no sólo por la amistad con Dylan, sino también por las conductas autodestructivas de ambos. No hubieran durado mucho, meditó con sensatez.
Subió a su habitación a prepararse para asistir al cumpleaños de Kate, aunque no estaba de ánimo para salir, mucho menos a la fiesta de alguien que no le agradaba, pero si quería que las cosas volvieran a la normalidad tendría que hacer esfuerzos como esos.
Emily la llamó para informar que ella junto a su madre, Margaret, iban en camino para buscar a Brad y llevarlos a ambos al departamento de Kate. Le dijo que había un puesto en el vehículo para ella si así lo quería. Connie le agradeció y aceptó su oferta.