Capítulo 9: Dieciséis

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Tres golpes en la puerta advirtieron a Jane, la madre de Dylan, sobre la inesperada visita de Connie

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Tres golpes en la puerta advirtieron a Jane, la madre de Dylan, sobre la inesperada visita de Connie. Jane atendió el llamado y con voz dulce invitó a la chica a entrar.

El pequeño Ryan estaba dibujando sobre la mesa de centro ubicada en la sala. Él le dijo un tímido «Hola» y ella lo saludó de vuelta mientras escuchaba a Jane ofreciéndole algo para beber.

—¿Se encuentra Dylan? —preguntó después de negarse a tomar algo.

Jane le informó que él se hallaba en su cuarto. En ese mismo instante Thomas Myers, el padre de Dylan, bajó por las escaleras.

—Cariño, ¿puedes llamar a Dylan? —le pidió Jane a su marido de manera amable.

Thomas le obsequió una suspicaz mirada a Connie antes de hacer lo que le pidieron.

—Por favor, toma asiento. Él bajará pronto —indicó Jane a Connie. Luego se giró hacia su hijo menor y en un tono muy maternal le dijo—: Bebé, ¿estás listo?

Connie observó esa escena sintiendo cierto grado de envidia. En ese momento se preguntó cómo lo haría Matt, quien debía soportar eso que estaba sintiendo ella casi todos los días.

Dylan bajó acompañado de su padre. Jane, entre susurros, le pidió a su marido que la acompañara a la cocina. Por otro lado, Connie se acercó a Dylan para hablar con él a un costado de las escaleras.

—¿Qué pasó? —preguntó Dylan con actitud relajada.

—Quiero hablar contigo. —Miró a su alrededor—. ¿Puede ser en otro lado?

Dylan la invitó a su cuarto. A mitad de camino Jane los detuvo.

—Ryan y yo nos vamos. Tu padre se quedará acá —mencionó Jane elevando el volumen de su voz. Ella debió cambiar rápidamente el plan para no dejar a su hijo mayor solo en casa con una chica un domingo pasado las dos de la tarde.

—¡Mándale mis saludos a la tía! —gritó Dylan retomando su camino junto a la muchacha.

En el cuarto, sentada a los pies de la cama, Connie se percató de que el orden era algo que allí hacía falta. Notó también que el sofá cama ya no se encontraba en la habitación y que en su sitio había un set variado de pesas.

—¿Y Matt? —preguntó ella.

—Con unos amigos —contestó sentado en la silla del escritorio, con la guitarra en sus manos para continuar en donde se quedó previo a que lo llamaran, tocando los acordes de Sunshine of Your Love de Cream.

Connie se percató rápidamente que su presencia allí no le causó mayor curiosidad al chico. Frunció el labio y lo observó tocar su guitarra por un breve momento antes de soltar con voz firme:

—El martes es mi cumpleaños.

—¿En serio? —Dejó de tocar y la miró inmediatamente —. ¿Vienes a entregarme una invitación personalizada? —cuestionó en tono coqueto.

Entre Canciones - #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora