Connie es una adolescente de quince años que está buscando ordenar su vida tras una ruptura amorosa. Con su fiel compañero, un reproductor de mp3, ella comprenderá que el poder de las canciones es singular.
Una canción puede recordarte a alguien o t...
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Matt observó a la chica durmiendo a su lado. Esto lo hizo por un breve periodo de tiempo hasta que decidió levantarse. En el baño vació su vejiga, lavó su rostro y manos antes de quedarse inmóvil contemplando su reflejo frente al espejo. Sintió lástima por sí mismo; sus ojeras, su piel pálida, sus tristes ojos y la tediosa prenda que lo cubría.
Tocó su ropa colgada en el baño, las que seguían empapadas, y se las colocó de todas formas. Sintió pesar al notar que su cajetilla de cigarros, la que guardaba en su chaqueta, quedó completamente arruinada.
Connie lo esperaba sentada al borde de la cama, con una mirada que reflejaba ilusión y usando una bata similar a la que él acababa de dejar en el baño.
—Hiciste bien el otro día —mencionó él.
—Matt, yo quer...
—Donde Derek. Ojalá yo hubiera hecho lo mismo hace un tiempo atrás.
Se miraron fijamente.
—En cuanto a Adam, jamás debes volver a esa casa —amenazó él con una expresión seria—. Adam es un maldito psicópata. Disfruta mucho drogando a las personas.
—¿Él te drogó?
Matt humedeció sus labios y respondió:
—Me dio un trago. Algo debió echarle.
—¿Por qué hizo eso?
—Porque está loco.
Connie lo observó con detenimiento. Notó que el color de sus ojos retornaron a ese azul intenso que ella adoraba.
—Matt, yo quería...
—A Dylan le pasó algo parecido —reveló de pronto, nuevamente sin dejarla hablar—. Por eso odia tanto ese lugar.
La chica lo miró con asombro. Por fin comprendió la razón detrás del disgusto que mostraba el rubio cada vez que iban a la casa de Adam.
—También hiciste bien en alejarte de él —prosiguió Matt—. Ahora sólo hace falta que te alejes de mí.
—¿De qué estás hablando? —Le entregó una confusa mirada—. Yo estoy segura de que podemos hacer que esto funcione.
—¿Qué?
El celular de la chica comenzó a sonar. Por un momento ella trató de ignorarlo, pero los ojos del muchacho frente suyo se clavaron en el aparato, como si el ruido lo estuviese molestando en demasía.
Ella se levantó. El nombre «Dylan» estaba en la pantalla. Apagó el celular.
—De eso quería hablar contigo. —Se paró frente al chico—. No he parado de pensar en ti, Matt. Y no importa cuánto te esfuerces en negarlo, yo sé que te gusto. Lo he pensado mucho y creo que de verdad podemos hacer que esto funcione...