Eris cruzó la frontera de su territorio a paso rápido, cojeaba un poco como le dijeron que iba a hacer por culpa de su herida, estaba atardeciendo y todo parecía extrañamente calmado, fue al centro del terreno, donde había unas rocas que usaban como casa, anduvo por allí buscando a Sol con ansias de verla y también a sus pequeños, pero no encontró a nadie, se le hizo muy extraño, por el olor del lugar parecía que no habían estado allí en días, siguió el rastro del olor y llegó a una zona alta de la montaña, sabía que estaba muy cerca de encontrarlos pero debía ir con cuidado, ya que percibía el olor de alguien más, alguien que se había cruzado más veces de las que le gustaría:
-Otra vez tú.- Gruñó viendo a Rotarescu, la cual tenía a su familia apresada en una cueva.
-¡Mamá!¡Mamá ayúdanos!¡Eris!- Gritaron desde la cueva los cachorros y Sol.
-Al fin llegas, llevamos días esperándote.- Dijo Rotarescu y no le dió tiempo ni a terminar la frase cuando Eris ya fue a abrir la cueva para que su familia saliera.
-Que pesada, niños no miréis, voy a matar a esta loca.- Les dijo, pero Sol por lo bajo le susurró:
-Cuidado, no está sola.- A lo que Eris respondió también susurrando con un:
-Cuida de ellos y yo me encargo de estos pesados.-
Sol asintió quedándose en un rincón con sus hijos, si pasaba por esa zona la iban a capturar.-En serio a veces no sé por qué tanta obsesión conmigo.- Dijo Eris desafiando a Rescu.
-Vaya vaya así que alguien se hizo pupa en la guerra,eh? Cojeas mucho querida, quizá deberías descansar.- Amenazó Rotarescu.
-Lo haría encantada si dejas de joder ya.- Respondió la alfa, después de eso como una especie de señal Rescu rascó el suelo como un toro y no sabemos muy bien de dónde salieron 3 lobos más.
-Asi que te traes a tus amiguitos a la fiesta, que típico de ti.- Dijo para después lanzarse y derribar fácilmente a 2 de ellos para de forma rápida acabar con su vida, pero mientras hacía eso Rescu y el otro lobo que quedaba fueron a por ella, mordiéndola fuertemente.
Fue una pelea un poco reñida, Eris estaba algo débil porque acababa de pelear contra muchos humanos y Rotarescu tenía un compañero para la pelea, supuso que era su pareja, hubo mordiscos por allí, arañazos por allá, algunos quejidos... Después de algunos minutos peleando Eris se encontraba forcejeando para no caer de un acantilado Dios sabe cuántos metros distaba del suelo, estaban en un tira y afloja que definiría quién gana y quien pierde, los 3 lobos estaban a punto de caer la cosa es quien lo haría primero.
Eris logró mantener el equilibrio y el primero en caer fue el compañero de Rescu, la cual se quedó mirando como su pareja caía a tantos metros y finalmente chocaba con el suelo.
-...Lo has matado...- Susurró Rotarescu.
-...Lo has matado...- Repetía una y otra vez la misma frase, cada vez un poco más alto, llegó el punto en el que estaba gritando desesperadamente, estaba enfadada, muy enfadada y ahora sí que parecía loca para encerrar, se lanzó a por Eris y la mordió todo lo que pudo, y no la soltó, Eris intentó quitársela de encima pero no pudo, Rescu se había aferrado a ella, al final Eris optó por rodar en el suelo para empujar a Rescu y que se quitará, empezaba a dolerle la mordedura, la omega al ver esto se levantó rápido y con un cambio de fuerza puso a Eris colgando en el borde del acantilado, esto parecía la maldita escena del rey león.
Eris buscó con la mirada a Sol, intentaba pedirle ayuda, no aguantaría mucho allí y ahora estaba a merced de Rescu, Sol la miró también, lo que iba a hacer era algo arriesgado, dejó a sus cachorros allí solos en el rincón y fue empujar a Rotarescu, la tiró al suelo y la desubicó lo suficiente como para que le diera tiempo a ayudar a Eris, pero cuando se giraron para ver donde había ido esa loba loca la escena que encontraron las aterrorizó:
Alli estaba ella, Rotarescu, sosteniendo a Judy por el cuello, no hacían falta palabras, la amenaza era clara: si os movéis la mato.
Eris y Sol intercambiaron miradas aterradas por un momento, luego Eris habló:
-N-No le hagas daño, ella no tiene la culpa... De-Dejaré que me mates a mi, pero no me hagas daño a ella por favor.- Ambas se habían vuelto muy mansas al ver que Rescu tenía a su hija, Sol se sentía algo culpable por dejarlos desprotegidos, lo más alarmante fue cuando un pequeño hilo de sangre comenzó a bajar por el cuello de Judy mientras ella hacía una mueca.
-Si te mato a ti morirás hoy, pero si la mato a ella te lamentarás el resto de tu vida, mjmjmj.- Su risa y sus palabras eran un poco difíciles de entender ya que debía aguantar el cuello de la cachorra y soltarla sería un error.
-¡No! No la mates... Vamos, te dejaré que me tortures o lo que quieras todos los días pero no le hagas nada a ella, suéltala.- Volvió a intentar negociar Eris, mientras tanto Sol veía como Nathan se acercaba sigilosamente por detrás de Rescu, no sabía que iba a hacer pero sabía que cuando lo hiciera no podían perder ni un segundo, le hizo un pequeño gesto a Eris, muy sutil, para que la otra loba no lo notara, Eris pareció entenderlo, y hizo el amago de seguir negociando, pero de un momento a otro la situación cambió drásticamente.
Nathan mordió la cola de Rescu todo lo fuerte que pudo y ella por instinto se quejó y se giró rápido para ver quién le había mordido, quiso atacar a ese cachorro pero no le dió tiempo, Eris fue contra ella antes de que eso pasara y se volvieron a pelear, ambas mordieron directamente a la yugular de la otra, en un intento por matarás mutueamente, que ironía que las que años atrás habían sido inseparables ahora se estaban matando la una a la otra en una montaña perdida en mitad de la nada.
Eris mordió y tiró del cuello de su rival lo suficientemente fuerte como para que Rotarescu muriera al instante, y la omega por su parte no se quedó atrás, antes de morir mordió con todas sus fuerzas el cuello de Eris, ella soltó un quejido y cayó al suelo, al lado del ahora cadáver de la que antes era su mejor amiga, se quedó allí unos momentos, respirando con dificultad, entre su propia sangre que brotaba con fuerza de su cuello.
-¡Eris!¡Eris mírame, no cierres los ojos! Estarás bien... Dime que estarás bien...- Lloriqueó Sol viendo a su amada tirada en el suelo, con un charco de sangre que cada vez crecía más.
-Judy...¿Ella está bien...?- Dijo en un susurro.
-Si ella apenas tiene una pequeña herida...Pero tú...Vamos esto no puede acabarse así...Eris hemos pasado por muchas cosas...Puedes superar esto...- Ahora Sol estaba llorando tanto que sus ojos parecían pequeñas cascadas entristecidas, los cachorros también lloriqueaba junto a Eris, ellos también la querían mucho y no querían que se fuera.
-Mamá...Me has salvado a mi...Y a Nathan...Y también has salvado a Maggie y a mamá Sol...No te vayas...- Dijo Judy, ella especialmente quería a su madre alfa.
-...Niños...Cuidad de mamá...Todo irá bien...- Después de eso no volvió a pronunciar palabra, solo le dedicó una mirada a Sol, una mirada como si quisiera recordarle todo el tiempo que llevaban juntas, desde aquel día en el oasis...Todo había cambiado mucho, finalmente, cerró lo ojos y entró en un tranquilo y plácido sueño del que no despertaría jamás.
-¡¡ERIS!!- Sol soltó un grito que le partió el corazón a sus pequeños, lloró amargamente junto al cuerpo de su ser más amado durante horas, sus cachorros también, estaban profundamente desconsolados, como si algo les hubiera sido arrancado de su alma.
...Mucho tiempo después...
-Y así pequeños es como falleció la última de todos los lobos negros.- Contaba una anciana Sol a sus nietos.
-¿Yaya y como se llamaba la loba?- Preguntó uno de ellos.
-Eris pequeño, se llamaba Eris...- Respondió Sol tristemente.
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El último lobo negro
FantasíaSol es una joven loba a la que le gusta jugar y divertirse, un día sale con sus amigos y tiene un accidente, una mancha negra borrosa la salva y desde ese día Sol empieza a investigar acerca de esa criatura que la salvó. Es mi primera historia así q...