12.Como la primera vez

13 1 0
                                    

Eris no supo calcular cuánto tiempo estuvo dormida, solo sabía que cuando se despertó era de noche, salió a beber agua, no sabía que iba a hacer ahora que estaba sola de nuevo así que se momento se limitaba a subsistir con lo que podía. Bajó a beber agua mientras miraba su reflejo en el lago, pero levantó su cabeza cuando escuchó un ruido entre los árboles, no le dió mucha importancia y siguió bebiendo agua, tenía mucha sed.

Sintió que algo se movía cerca de ella y alzó sus orejas para oír, y sabía perfectamente quién era.

-Qué haces aquí Rotarescu.- Dijo seria sin siquiera mirarla.

-¿No saludas a una vieja amiga?- Dijo con una sonrisa malvada.-Tienes un aspecto terrible.- Observó.

-Vete a la mierda.- Respondió sin ganas de discutir para caminar a su cueva de nuevo.

-Oh vamos sabes que soy la única que te queda, aunque no quieras, esa amiga tuya no volverá por aquí.- Le dijo siguiéndole el paso descaradamente.

-Me da igual, prefiero estar sola a tener que verte la cara más tiempo, y tú no tienes derecho a hablar de ella, siempre haces esto, siempre consigues que todos me odien.- Habló con ira en sus ojos.
Rescu siguió a su antigua compañera como si fuera algo que hacía a diario, sabía que Eris no estaba en condiciones de atacarla pero era fuerte y si Rotarescu la atacaba se defendería bien.

Eris se tumbó con desgana, y Rescu se tumbó también, en frente de ella.

-¿Por qué has venido? Ya no tienes nada que ver en mi vida.- Preguntó Eris.

-Venía a ver cuánto te ha afectado, y al parecer mucho, jajajajaja esta vez sí lo hice bien, parece que esa loba sí te caía bien.- Se partió de risa y se marchó como había venido.

La loba negra resopló, no soportaba a Rescu, pero sabía que estaba muy débil como para atacarla, solo se dio la vuelta y esperó a que el tiempo pasará, realmente ya no tenía ganas de hacer nada, no había comido en semana y media pero tampoco tenía hambre.

Mientras tanto en la manada...

Sol estaba mirando al cielo, ya era de noche y se veían muchas estrellas, estaba pensando en Eris, estaba pensando sobre lo que le contó de los "bárbaros", sabía que no había sido culpa de Eris lo que pasó, también ella tuvo que haber tenido más cuidado, pero a la vez su mente le indicaba que era peligroso estar cerca de la loba de pelo negro, en su mente ella le había arañado, le había atacado, era un poco contradictorio, llevaba dos semanas sin hablar con ella ni nada y se notaba la diferencia.

No podía más, tenía ganas de quitarse el gusanillo de la cabeza y fue al oasis solo para revisar cómo estaba Eris, fue con mucho cuidado, más del que nunca antes había tenido, era un poco tarde pero sabía que su amiga estaba despierta hasta tarde, llegó con mucho cuidadito y se ocultó entre árboles, hizo un pequeño ruido, pero nada más. Vió a Eris bebiendo agua en el lago, casi no la reconoce si no llega a ser por su característico pelo negro, estaba mucho más delgada, se le notaban demasiado los huesos, y se veía triste, observó cómo llegó Rescu, la loba loca que la intentó atacar en el bosque, y trató de escuchar la conversación que tenían.

Cuando Rotarescu se fue ella entró a la cueva, escuchó como Eris resopló y pensó que era porque ya sabía que ella estaba allí, sin embargo siguió adelante, no sabía cómo iba a reaccionar Eris así que se mantuvo a una distancia prudencial.

-Eh... Ho-Hola...- Empezó a decir Sol.

Eris tomó aire y luego dijo:
-¿Sol?- Girándose para verla, no se creía que fuera real, Sol vió profunda agonía en sus ojos.

-Yo... Solo quería ver cómo estabas... No fue tu culpa...-

-Oh, eso está bien, igualmente... Lo-lo siento, no quería ha-hacerte daño, fue sin querer de verdad.- Dijo rápidamente y tartamudeando.

El último lobo negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora