Dulce se preguntaba que debía estar pensando su padre. Debía ya estar haciendo la búsqueda gracias a la policía. Gabriela aún seguía en shock, sufriendo por no estar fumando en ese momento.
--Papá debe estar muy preocupado.
--No me digas. --Respondió Gabriela, analizando todo el día por 4ta vez.
También no ayudaba estar en la casa de 4 personas inestables, disfuncionales, que se odiaban unos a los otros como si fuesen la peste negra. Habían oído todo, y era increíble como podían ponerse abajo unos a los otros tan fácilmente. Ósea, no tenían derecho a hablar (por una tonta discusión estaban ahí) pero igual, todos estaban traumados entre esas 4 paredes.
Además, no sabían cómo volver, si en el mundo de DEH no debía haber ningún CD de DEH, y no tenían su celular para llamar. Dios, Dulce no tenía siquiera un libro a mano para entretenerse. Gabriela ni siquiera tenía valor para ir al cuarto de Connor y robarle un cigarro. Querían vomitar pero no podían. Y sí, lo habían intentado, aunque si vomitaban en una habitación tan lujosa hasta Cynthia las mandaría a comer mierda.
--Así que... --Empezó la mayor. --Ellos son los Murphy.
--See... --Afirmó Dulce. --Muy disfuncionales, ¿No?
Digo, por si no lo habían notado.
--Creí que serían una familia feliz, tomando en cuenta que lloran por la muerte de su hijo.
--Su hijo muerto se drogaba, ¿Esperabas flores? --Bromeó la menor. Aunque para Gabriela, por alguna razón, eso último había dolido. Nah, ella sabía por qué había dolido, después de todo ella era igualita a ese bastardo.
Alguien había entrado a la habitación por la ventana. Un perro. El perro se colocó encima de Gabriela y empezó a lamerla. Gabriela gruñó, mientras Dulce se reía por lo bajo de ella.
--¿Qué quieres, firulais?
El perro frunció el ceño y se colocó unos lentes.
--No soy firulais. Soy Juan. El perro que se metía al salón.
Un perro hablaba. El perro habló. Pudieron haber gritado (y despertado a los Murphy de paso) pero el perro les tapó la boca.
--Síganme. El destino del multiverso está en sus manos.
--ERES UN PERRO. UN PERO, QUE HABLA. --Gritó Gabriela cuando estuvieron en el patio de la cada a dos cuadras. --¿¡ESTE DÍA PODÍA PONERSE PEOR!?
--Sí, mi enemigo es mi ex novio, un oso de peluche.
Hijo de perra, pensó.
El perro los llevó a un lugar donde había muchas luces de varios colores. Parecía un escenario de Broadway. Parecía un mundo completamente diferente, donde todo podía pasar. Sí, muy cursi, ¿No piensan?
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TEEN DEPRESSING MUSICAL (DEH AU)
HumorDulce amaba los musicales, era en donde podía encontrar comfort de todo lo que pasaba en su vida. Su hermana mayor, Gabriela, los odiaba, no los soportaba, y cada que podía, ponía abajo a su hermana por escucharlos. Un día, Dulce pone "Requiem" del...