Capitulo 1

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Me despierto por los rayos de luz que entraban por la ventana y llegaron a mi cara.

Me dirigí al baño e hice mi rutina de mañana, incluida mi skincare.

Me quite el pijama y me puse algo cómodo para estar por casa.

Baje las escaleras y estaba por dirigirme a la cocina para desayunar pero escuché voces en el despacho de mi padre así que decidí acercarme a escuchar.

- Ya se que es muy importante que nos vayamos pero no me parece buena idea lo que acabas de decir.

Pude reconocer la voz, era la de mi madre, solo que no sabía de qué estaba hablando.

- Entonces, ¿que propones? - dijo mi padre

- Que la déjemos sola, tiene diecisiete años y no me parece buena idea ponerle un niñero.

¿Estaban pensando en ponerme un niñero? No podía permitir eso.

Respiré hondo y toque la puerta.

- Adelante - dijo mi padre.

- Buenos días - dije una vez entre con una pequeña sonrisa fingiendo que no había escuchado la conversación.

- Buenos días hija - dijo mi madre.

Mire a mi padre que me estaba viendo y él solo suspiro y carraspeó.

- Tenemos algo que decirte Atenea.

- Dime - dije fingiendo que no sabía que me iba a decir.

- Tú madre y yo debemos irnos a un viaje de negocios por un tiempo indefinido así que te deberás de quedar aquí con un niñero.

- Lo del niñero aún no está asegurado hija - dijo mi madre.

- Claro que lo está - mi padre se levantó de la silla y se puso delante de la mesa - ya he hablado con él y está dispuesto a venir.

- Pero yo ya soy mayor como para tener un niñero - protesté para que cambiara de opinión.

- Si que lo necesitas y no quiero oír más reproches.
El chico se llama Chandler y tiene 26 años.
Nosotros nos vamos mañana así que el vendra pasado mañana.

Sin decir nada más di otro suspiro y salí de la oficina para ir a la cocina.

Me preparé unas tostadas para desayunar junto a un zumo de naranja y me lo subí a mi cuarto.

*2 días después*

Me desperté e hice lo que siempre y me dirigí a mi armario para ponerme algo .

Cómo es verano me decidí por un pantalón corto gris y un top blanco simple que dejaba a la vista mi abdomen y mi pequeña cintura.

Bajé para desayunar pero alguien tocó la puerta así que la abrí.

- Hola - dije algo extrañada y frunciendo un poco el ceño al ver a un chico algo más alto que yo, de pelo moreno, ojos azules y piel bastante blanca.

- Hola, soy Chandler Riggs.

Chandler, ese es el nombre del niñero - pensé sin cambiar mi expresión.

- ¿Tú eres mí niñero? - pregunté cuando por fin reaccione.

- Si tú eres Atenea Miller entonces si.

- Si, soy yo - dije y me eché a un lado para que pasara.

Él paso y lo observé un poco mejor de abajo a arriba. La verdad, fuera de bromas el chico era guapo.

- ¿Alguna vez haz cuidado de alguien de 17 años?

- No, pero tus padres me dieron unas reglas para ti, me dijeron que te las diga y que vigile que no hagas nada de eso.

- Está bien, dimelas.

Chandler sacó su teléfono y comenzó a decir las normas.

- Nada de fiestas.

Esa seguro la puso mi padre - pensé.

- Nada de alcohol ni drogas.

Entiendo lo del alcohol, ya lo había probado pero lo de las drogas no, nunca las probé y tampoco quiero - seguía pensando mientras escuchaba al moreno.

- Nada de traer chicos a casa, nada de volver más tarde de las dos de la madrugada.

Mi padre ya se estaba pasando con las reglas.

- Siempre debes de contestar la llamada diaria que te hagamos, nada de cenar pizza si quieres mantener tú buen cuerpo.

Me parecía demasiado exagerado y en cuanto Chandler dijo lo de la pizza fruncí el ceño y observé mi cuerpo, ¿desde cuándo a mi padre le importaba mi cuerpo?

Deje de observarme y volví a mirar a Chandler que se había callado y me estaba mirando.

- ¿Has terminado? - pregunté cruzando los brazos.

- No, solo observa tú cuerpo.
La verdad entiendo que te prohíba cenar pizza, tienes un cuerpo hermoso y sería una pena si lo fastidias.

Chandler dejo de ver mi cuerpo y paso a verme a los ojos.

Cuando realizó esa acción algo recorrió mi cuerpo, era como un escalofrío, esos ojos azules me encantaban.

Aparto la mirada y siguió leyendo las normas.

- Nada de compras con su tarjeta de crédito, si quieres algo lo tendrás que comprar con la tuya.
Y por último, nada de tener sexo en casa como la última vez.

Cuando Chandler dijo la última norma me avergoncé un poco, sentí como el calor subía a mis mejillas y tuve que apartar la mirada de él.

- Me parecen muy excesibas las normas, pero tendré que hacerle caso - dije sin mirarle y segundos después me fui a la cocina - ¿Quieres tomar algo? - le pregunté al sentir sus pasos detrás de mi.

- No, gracias.

Me hice mi desayuno y me fui arriba como siempre.

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Hola, este es el primer capítulo, espero os guste. 💙










More time - Chandler Riggs Donde viven las historias. Descúbrelo ahora