¿Puede una persona no sólo enamorarse de su mejor amigo, sino también de sus distintas personalidades?
Cualquiera diría que sí, pero los eventos del pasado y las traiciones del presente lo harán mucho más complicado para los cinco.
Me inspiré basta...
Sacri odiaba pasear tan tarde, pues a las siete de la noche ya empezaban a salir creepers y zombies, pero necesitaba algunos materiales, así que no tenía otra opción. Pasear por Renantz era aún menos agradable, pues cada que se encontraba a Fallo se ponía nervioso, rojo, e incluso fallaba en las tareas más simples, como recoger flores o recolectar carne.
Fallo estaba a lo lejos, cuidando a sus ovejas, mientras Sacri lo observaba atentamente. ¿Estaba acaso enamorado de él, tal como Magma, Bael y Blue? Genial, ahora Fallo se había dado cuenta, y caminaba hacia él.
-H-hola, Sacri-.
-Hola, Fallo, ¿Por qué tan nervioso? ¿Sucede algo? Si es así, juro que...
-No, no pasa nada. Tranquilo-.
Y entonces Fallo le dedicó una tímida sonrisa. Sacri la correspondió sin dudarlo.
Fallo lo miró a los ojos, y al hacerlo se ruborizó ligeramente, cosa que Sacri aprovechó para entrar junto con Fallo disimuladamente a casa de éste último.
La verdad es que Sacri no tenía la más mínima idea de lo que hacía, pero ahí adentro pasaron cosas, muchas cosas, que probablemente ambas partes querrían olvidar tiempo después. Pero en el momento nada de eso importaba, eran sólo ellos dos, y nada más pasaría hasta el día siguiente.
Sacri salió, satisfecho, horas después.
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Eran casi las once de la noche, no parecía que nada vigilara la entrada de ninguna casa, sin embargo, la curiosidad le ganó a Emikukis, y ésta esperó durante horas en la oscuridad hasta que Sacri salió, algo desaliñado y transpirante, de casa de Fallo.
Las sospechas de Emi se habían confirmado.
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