¿Puede una persona no sólo enamorarse de su mejor amigo, sino también de sus distintas personalidades?
Cualquiera diría que sí, pero los eventos del pasado y las traiciones del presente lo harán mucho más complicado para los cinco.
Me inspiré basta...
Ya había pasado una semana desde que se había hecho pública su relación con los Magmas.
Si bien a veces Nova o Cap hacían uno que otro comentario sarcástico, todos se habían tomado perfectamente la noticia.
Era lindo que todos los aceptaran, claro, pero también disfrutaba todos esos momentos a solas, esas miradas y risas... No tenía más tiempo que perder si quería llegar a tiempo a la cita que había agendado aquella noche con Magma, así que tampoco tuvo más ocasión de pensar en ello.
Esa noche ambos llegaron puntuales al lugar acordado, que era un prado floreado cercano a Netherlands, y comenzaron a platicar sobre cosas triviales, como su día o los acontecimientos recientes, mientras caminaban sin un rumbo fijo. No pasó mucho tiempo hasta que Magma extendió su mano a lado de la de Fallo, y éste la tomó, sin pensarlo.
No hicieron mucho más en aquel encuentro, sin embargo, sus juegos y bromas transformaron el ambiente a uno lindo y tranquilizante, que ambos disfrutaron inmensamente.
Los días siguientes tampoco fueron tan interesantes, sólo un par de salidas y encuentros fugaces que no llevaban a nada, al igual que una que otra salida con amigos para divertirse.
Todos, incluso Fallo, se dieron cuenta de que Magma se quedaba más tiempo de lo normal siendo él mismo, y de que, de todas sus demás personalidades, los que más se mostraban eran Sacri y Bael, mientras que los otros dos, osease Blue y Padre, ya casi no podían ser avistados en público, cosa que lo enorgullecía en demasía, pues ahora lograba controlarse casi por completo al estar en presencia de más gente.
La verdad era que Fallo extrañaba a Blue, Sacri y Bael, pero pasar tanto tiempo con Magma le encantaba y pensaba que no podía ser más feliz, al menos hasta que recordaba la habitación y todos esos sentimientos se desvanecían de inmediato. Él no había vuelto a entrar a ella desde que los Magmas comenzaron a visitarlo, pues no quería tener que pensar de esa forma de su amado. Probablemente hubiera tratando de ignorarla por mucho más tiempo, de no ser porque Cap los había invitado a él y a Magma a un día de pesca en Quietud, a lo que Magma había aceptado sin siquiera preguntarle a Fallo, y éste se vio obligado a ir al lugar de sus tantas pesadillas.
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-¿Estás listo para ir, Cap?- le preguntó Star, mirándolo con curiosidad, lo cual le incomodó un poco-.
-Sí, ya tengo todas las preguntas preparadas. ¡Buena suerte en tu entrenamiento con la sumisa, enana!-.
-Igualmente, gato-.
Así, Capitán gato salió de su casa para dirigirse antes de tiempo al punto de encuentro para preparar algunas cosas más. Gracias a ello, cuando llegaron Magma y Fallo ya estaba preparado.
-¡Hola, chicos!-los saludó-.
-¡Hola, Cap!- lo saludó animadamente Magma- ¿Cómo andas?-.
