Al girarme pude ver a Ana. Le sonreí y ella me abrazo en forma de saludo.
—¿Qué tal tu primer salida sola en Londres?
Nefasta, ya conocí a Heidi.
—Todo nuevo a decir verdad.
—¿Vienes de compras?
—Es el cumpleaños de los chicos, aunque siendote sincera no tengo ni la menor idea de que darles.
—Es más fácil de lo que imaginas. A lo poco que los he conocido no son chicos a los que debas impresionar con algo muy caro.
—Ellos han hecho muchas cosas por mí.
—Y tú por ellos. Vamos, te ayudo.
Comenzó a caminar. Y me sentí mal. Ana era el tipo de chica que amaba estar bien vestida, su cabello rizado caía por sus hombros, y usaba unos lentes de sol blancos, le daban estilo.
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—¿Tú también venías de compras?
—Ah... —me miró triste —Había quedado con Gustav, pero le salio un... imprevisto y pues, decidí darme una vuelta.
No sonaba muy convencida pero caminamos hasta algunas tiendas. Al final terminé comprando un par de prendas para Bill y un brazalete con el dije de un micrófono. Ahora venía lo difícil, impresionar a Tom Kaulitz.
—¿Qué te parece Heidi?
La pregunta me había estado carcomiendo por dentro estas horas. Ana me miró y sin tanta importancia alzó sus hombros.
—Escuché sobre ella, pero jamás convivimos. La única vez que... espera, ¿Tom te contó sobre ella?
No, claro que no.
—La noche anterior.
—Oh —dijo sorprendida —Pues, solo hable con ella en dos ocasiones. Una cuando Tom y tú terminaron debido a los mensajes que encontraste, y otra en el concurso de música. Antes de que Tom la encontrara follando con un chico del instituto, el día de tu accidente.
Frunci el ceño. Así que no era nadie importante... Sentí mucha frustración quería acordarme de algo pero era inútil. Así que... ella tenía razón.
—¿Y qué tal?
—Engreída, antipática... Al principio fue amable pero después saco su doble cara. Yo siempre te he preferido a ti, y no porque seas mi amiga.
