Ambos nos miramos sin decir alguna otra palabra. Lo miraba y no podría imaginar como se vería Tom ahora. Mucho menos... que siguiese enamorado de mi.
—¿Porqué Tom me hizo eso?
Bill hizo una mueca y suspiró.
—Emma, él solo quería que toda esa mierda quedará en el pasado.
—Pero sé aprovecho del accidente...
—Un poco, sí. Pero Emma, él tenía sus razones. Tuvo recaídas horribles, y...
—¿Él sale con alguien?
Silencio.
Asentí algo afectada, quería saber todo. Quería solo... saber de él.—No.
—¿No?
—Es un dolor de cabeza ahora. No ha tenido parejas desde que se desintoxico de toda esa mierda, nadie lo soporta, ni yo.
—¿Tanto así?
—Desde que volvimos a Alemania... el demando a Heidi —yo abrí mis ojos como sorpresa y el asintió —Él en verdad quería que ella se alejará. Hace dos años que no se mete nada más que alcohol, pero por lo de su empresa por dios. No se si la falta de sexo le afecte o simplemente se haya convertido en un viejo amargado.
—Tienen 26 años —dije sonriendo y Bill me miró serio, desapareció mi sonrisa.
—Él está muy mal Emma. Todo le irrita, deberías ver como le habla a su pobre secretaria, se queja de todo el mundo.
—No suena al Tom paciente que recuerdo...
—No es mi gemelo. Se lo he dicho, pero pasa más tiempo encerrado en su maldita oficina que nada.
—¿Cuando fue la última vez que él...
—Sé metió cocaína cuando lo mandaste al diablo al enterarte que hablaba con Heidi. Duró 3 años perdido. Desde que entró al gimnasio lo ha dejado, pero a veces se emborracha y es peor que yo ebrio.
Suspiré y Bill encendió un cigarro. Llevaba las uñas decoradas y yo jugaba con una servilleta.
—Deberían arreglar las cosas.
—¿Arreglar las cosas? Bill, quizá haya perdido mi memoria. Pero sino recuerdas, me fue infiel, y yo lo mande al diablo en su cumpleaños.
—Solo fueron mensajes de texto.