Nadie decía nada camino a casa de Tom. Yo iba distraída mirando por la ventana, suspiré y después volví a mirarle, se veia tan relajado e incluso tenía un brillo distinto en su rostro. Escuché como sonaba su celular, pude ver en la pantalla el nombre de Alexia. Sentí celos.
—¿Qué? —su tono de voz me hizo respingar —¿Qué parte de volveré a casa por unas semanas no quedó claro? Ah claro lo olvidaste. Si, cancela. Los papeles están en mi oficina, si esos. Fui muy claro al pedir que no molestarán con el trabajo.
Y ahora entendía a Bill. Después de unos minutos más colgó mientras negaba dejando su celular en donde se encontraba antes. No dije nada pero supuse que sería su pobre secretaria.
—¿Has intentado usar el Gracias y Por Favor? —dije sin mirarle. De alguna forma me molestaba, tenía que ser educado y amable.
Escuché una amarga risa —Ahora vienes y me dices que hacer con mi trabajo ¿No?
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Lo miré decepcionada. Nunca me había hablado así.
—No puedes ir por la vida tratando mal a la gente solo por que tu te sientes mal.
—¿Qué te hace pensar que estoy mal?
Las botellas de cerveza que tienes en los asientos de atrás.
—Olvídalo...
No entendía su cambio repentino de humor. Al final Bill tenía razón.
—Puedo dejarte en casa de Bill. En realidad te esperan solo a ti.
Frunci el ceño mirándole mal.
—Pero...
—No empieces Emma. Tengo cosas más importantes que ir a sentarme y hablar sobre todo lo que ha pasado en estos años.
—¿Cómo embriagarte e ir tratando a la gente como mierda?
Woah, eso ni yo lo veía venir. Note que frenaba de golpe y comenzaba a escuchar el tráfico.
—Veo que Bill ya te ha contado suficiente. Pues si Emma, mientras tu estabas felizmente en Londres acompañada de Andy yo estaba jodidamente perdido en las drogas porque me mandaste al diablo.
Alce mis cejas molesta —¿Y qué podría hacer? Darte una medalla por mentirme acerca de que estuviste acostándote con Heidi mientras yo intentaba recordar todo.
