5

732 73 24
                                    

Habían pasado 9 meses desde que vi a los chicos, desde que hablé con ellos y desde que vi a Tom.

Mi graduación había sido muy agradable, o eso me habían contado ya que no había tenido ánimos de asistir. Ahora solo pasaba mis tardes en casa con mamá o Andy.
Había resultado ser más agradable, apesar de la historia que me contó sobre aquel bar, pude perdonarlo y seguir con nuestra amistad.
Se me había declarado ya tres veces, al darse cuenta de que jamás sucedería algo entre nosotros dejó de insistir y simplemente conviviamos como habría querido convivir con...

—¿Qué te parece este?

Su voz me sacó de mis pensamientos.
Habíamos pasado toda la tarde viendo departamentos ya que había decidido poner en venta la casa de su madre, quería tener su propio consultorio médico.

—Es anticuado.

—Es anticuado —fingió mi voz y rodó los ojos.

No pude evitar reír.
Aun recordaba a los chicos, pero hace mucho había dejado de seguirles el rastro, lo último que me contó mi madre fue que ambos gemelos se habían mudado nuevamente a Alemania.
La idea me desagrado ya que pensé en Heidi, pero mientras Tom ejerciera lo que estudio por mi no habría problema.
Yo por mi parte había ya enviado varios papeles a diferentes editoriales de revistas de moda... tenía que ejercer mis estudios en comunicación y periodismo aunque ahora me preguntaba si era una buena idea.

—¿Qué te parece éste? Ya lo sé, ya lo sé. Eres una aguafiestas —dijo sin muchos ánimos.

—Espera... de hecho ese es lindo —dije tomando el portátil —Sino lo quieres tu, yo podría adquirirlo.

Y la idea no me molestaba, aunque mi madre había estado muy enferma últimamente, seguía negándose en ir al doctor.

—El estilo te queda más a ti.

—¿Está cerca?

—Lo vende...

—Pregunte si esta cerca.

Me miró ofendido —Vete con tu malhumor a otro lado, pesada.

—Anda dime.

—Solo hay un problema...—dijo bajando y atento al anuncio —Está en New York.

Suspiré.
No podía dejar a mamá sola, alce mis hombros suspirando y el solo asintió como si entendiera.
Pasamos unas horas más viendo y criticando a los vendedores, al final del día fuimos a cenar.

—¿Has convencido a tu madre?

—Sabes que es inútil...

Mi corazón y vista se detuvieron un momento, al ver a un chico con trenzas... iba acompañado de otra chica, al girarse volví a respirar. Sentí un hueco en el corazón, pensé que era Tom.
Pues el ahora está muy cómodo en Alemania tonta.
Gracias conciencia.

Gracias conciencia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝗔𝗩𝗘𝗥𝗦𝗜𝗢𝗡 |Tom Kaulitz|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora