2. Disculpa pública.

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—Hola, hola. Que gusto verlos, ¿se ve más delgado? Creo que ese color de corbata le favorece mucho, combina con sus ojos.

Dije sentándome frente al par de hombres que me esperaban en la oficina, habían pedido hablar exclusivamente conmigo y si bien los nervios me estaban provocando una indigestión, tenía que saber ya que era lo que iba a pasar conmigo.

—Hola, Kevin.

Dijo uno de ellos muy serio.

Yo alcé la mano derecha en forma de saludo, tal vez y solo tal vez si me hacía el simpático, me perdonarían.

—Vamos a ir directo al grano, ¿sabes lo que tu error le puede costar a este equipo?

Preguntó uno de ellos, poniendo unos papeles sobre el escritorio mientras me miraba fijamente a los ojos.

Ok, intimidante debo admitir.

—Lo sé, pero definitivamente las cosas no son como todos las pintan, fue un gran malentendido.

Dije sinceramente.

—¿Crees que a la prensa le va a importar que todo esto haya sido un malentendido? La gente quiere una cabeza, Kevin, y es específicamente la tuya.

Me miró con el ceño fruncido y la boca hecha una línea.

—Creo que estamos siendo muy extremistas, esto no tiene porque ser la gran cosa, ¿no podemos ignorarlo y ya?

—No.

Asentí lentamente mientras me miraba los pies.

Sabía la repuesta, pero no perdía nada con intentarlo.

—Está bien, díganme que es lo que tengo que hacer y lo haré enseguida, pero no me dejen de considerar para los partidos, creo que estoy pasando por un buen momento.

Dije poniéndome recto, uno de ellos, el castaño, me miró con la ceja derecha ligeramente alzada.

—Ese es otro tema, Kevin. Anoche tuviste un error tremendo en el partido, les regalaste prácticamente el gol del gane.

—Lo sé, pero no fue solo mi responsabilidad, no era el único defendiendo.

Me crucé de brazos.

—¿Sabes que es lo más curioso de todo esto?

Preguntó el otro hombre frente a mí, este era pelinegro y la verdad, muy bien parecido.

Lo miré expectante, sabía que esta era una de esas preguntas irónicas, esas que es mejor no contestar.

—Que desde que entraste a esta oficina y te sentaste, no he escuchado o visto ni una sola señal de arrepentimiento, ni por el accidente con esa chica ni por el error en el juego, solo te has limitado a justificar tus acciones.

Suspiré.

Sabía que ahora estaba pensando que era un tipo de lo más soberbio, pero no sabía que responder a eso, realmente tenía razón.

—Lo siento, siento mucho lo qué pasó en el partido, pero principalmente estoy muy arrepentido de haberme portado como un cretino con la afición anoche, siendo esa la causa de haber golpeado accidentalmente a la chica que estaba detrás de mí.

"Fea"   || Kevin Álvarez ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora