"Fea" || Kevin Álvarez ||

25. Muñequito.

—No puedo creer que hayas ido hasta Mazatlán.

Dije mirándola, ella rió un poco.

—Shh, mis padres están arriba, te van a oír y no saben que hice ese viaje.

—¿Cómo que no saben?

Esta chica estaba mal de sus facultades.

—No es para tanto.

—¿No es para tanto? ¿Y si te hubiera pasado algo?

—Pero no me pasó nada, además tengo a mi súper novio que me cuidó muchísimo.

—Pufis, esto es serio, debiste avisarme.

—Entonces no hubiera sido una sorpresa.

Hizo un puchero, yo rodé los ojos.

—Solo no lo vuelvas a hacer.

Negó con la cabeza, yo la abracé.

Nuestros corazones latían al mismo ritmo.

—Te quiero mucho, Kevin.

Dijo separándose un poco de mí, yo sonreí.

¿Era normal que mi corazón estuviera latiendo tan rápido?

Lo gracioso era que hasta antes de estar con Anne, no era ni siquiera consciente de él.

Sabía que tenía uno, porque estaba vivo, pero Anne hacía que pensara constantemente en mi corazón, ella se había vuelto mi corazón y no había vuelta atrás.

¿En qué momento había caído tan rendido a los pies de Mariane? ¿Que era lo que había cambiado dentro de mí, que no me permitía dejar de pensar en ella?

—Yo te quiero mucho más a ti, Mariane.

Su rostro se acercó lentamente al mío, estábamos a punto de sellar este momento tan romántico con algo aún más romántico.

Pero como el destino no quiere que sea feliz con la chica de mis sueños, mi celular comenzó a sonar.

Una y otra vez.

Y otra.

—Contesta, debe ser importante.

Dijo ella, yo hice cara de fastidio y saqué el aparato infernal de mi bolsillo.

—Quien mierda...

Oh.

Era el mister.

—Hola.

Dije respondiendo la llamada.

—Kevin, que bueno que te pude localizar, tenemos que hablar contigo.

—Claro —Le respondí— mañana terminando el entrenamiento paso a su oficina.

—No, es algo importante, tienes que venir ahora.

—Ahora estoy algo ocupado.

Dije rascándome la cabeza.

—Te espero aquí.

Y me colgó.

¡Increíble!

—Pufis, tengo que salir de urgencia a la oficina, ¿te llamo saliendo?

—Espero tu llamada.

Me dio un beso y salí casi corriendo de su casa.

Estaba nervioso, sabía que ese tipo de llamados tan "urgentes" nunca significaban algo bueno.

Me subí al coche y conduje hacia el lugar pensando en todos los posibles escenarios que podían estarme esperando.

Entré, la gente me hablaba y me pedía fotos pero justo ahora lo único que quería era llegar y saber de una vez que era lo que pasaba.