17. Hola, tórtolos.

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—Hola, cielo.

Dijo mi madre del otro lado del teléfono.

Había decidido llamarlos ya que comenzaba a hacerse tarde y no volvían, eran casi las 12, Kevin estaba cansado pero no quería irse hasta verlos atravesar la puerta.

—Mamá, ¿donde están?

Pregunté preocupada.

—Recién empieza la fiesta, pufis.  No nos esperes despierta, nos quedaremos en un hotel aquí en el centro con los demás, ahí será el after.

"El after "

Oh por Dios, este par de señores tenían mil veces más vida social que yo.

—Bien, solo dile a Kevin que vaya a casa.

—¿Está contigo?

—Si, dice que no se irá hasta que ustedes lleguen.

—Es un dulce, pásamelo.

Lo miré y le di el teléfono.

—Hola señora Camila.

Esperé y esperé.

—De acuerdo, se lo diré. Diviértanse.

Luego mamá le dijo algo que lo hizo reír.

—Adiós.

Y colgó.

Lo miré expectante pero el pelinegro seguía con esa cara de diversión.

—¿Y bien?

—Oh, me pidió que me quedara contigo.

—¿QUÉ?

Mamá no era así, mi madre jamás hubiera permitido que un chico se quedara a dormir sin supervisión.

Ella también debía estar segura de que Kevin nunca intentaría nada conmigo, genial.

—Tranquila, pufis. Fue con la condición de que Amanda se quedara también.

—¿Iremos por ella?

Pregunté y él asintió levantándose del sofá.

Tomó las llaves de su auto y lo seguí a la salida, debía admitir que estaba un poco decepcionada.

Kevin y yo subimos al auto y en el camino llamé a Amy, sus padres trabajaban con el mío así que tampoco debían estar en su casa ahora, ella accedió a pasar la noche en mi casa.

El camino se me hizo corto, Kevin me había dejado escoger la música y Taylor Swift sonaba por todo el auto.

Siempre que estaba con Kevin sentía que realmente nada podía salir mal, era un sueño.

—Pufis.

Dijo y volteé a verlo, él rió mientras negaba con la cabeza.

—A veces me preocupas, es como si estuvieras en otra parte.

Yo solo reí un poco.

Miré por la ventana y me di cuenta de que estábamos afuera de la casa de Amy.

Saqué mi celular y la llamé de nuevo, en menos de dos minutos estaba saliendo por la puerta en pijama y con su mochila colgada del hombro.

Subió al auto y nos miró sonriente.

—Hola, tórtolos.

—Hola.

Sonrió Kevin y encendió el auto de nuevo.

—¿Nos vamos a tu casa?

Dijo él y yo negué con la cabeza.

—¿Podemos pasar por una pizza primero?

"Fea"   || Kevin Álvarez ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora