5. No estoy jugando.

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—Esto es increíble.

Dije mientras llevaba las manos a mi cabeza, quería desaparecer justo ahora.

—No hay de otra, Kevin. Tenías una sola tarea y la echaste a perder. Justo ahora eres la imagen del equipo, la estrella, la gente te adora.

—No sé si sentirme halagado o atormentado.

Dije y me dejé caer en la silla giratoria frente al escritorio de estas dos personas que parecían haber nacido para arruinar mi vida y de paso, mi reputación.

—¿No les parece que estamos siendo un poco extremistas? Kevin es solo un jugador de fútbol, no es como que sea un actor de Hollywood o una celebridad de internet.

Ambos hombres negaron con la cabeza al mismo tiempo, parecía que compartieran la misma única neurona.

—Eso es lo que marketing nos recomendó y créanme que les pagamos muy bien como para que no sepan que es lo mejor para este equipo.

Dijo el castaño.

—Si, además Kevin últimamente ha decidido exponer su vida en las redes sociales de otras personas cuál simple influencer.

Dijo esta vez el pelinegro, yo lo miré con el ceño fruncido.

—No es así, simplemente he conocido a algunas personas del medio, es todo.

—Pues está decidido.

Habló nuevamente el primer hombre.

—Si quieres que respetemos tu contrato y seguir en este equipo, vas a hacer lo que nosotros te pedimos y punto.

Me puse de pie y salí de aquella oficina dando un portazo, ¿novio de esa niña, yo? Jamás.

Me dirigí a casa en mi auto con la mente en una sola cosa, dormir y dormir hasta olvidar todos mis problemas.

Pero el destino tenía planes muy diferentes para mí y mi celular comenzó a sonar como loco, era Alejandro.

—Espero que sea algo realmente importante o voy a patear tu estupido trasero de niño bonito en cuanto te vea.

—Gracias Kevin, tú también eres bonito.

Rodé los ojos mientras el chico reía.

—¿Qué quieres?

Pregunté nuevamente.

—¿Ya viste las stories de Isra?

—No, apenas llegué a casa.

Dije sinceramente.

—Tienes que verlas rápido.

Desbloquee mi celular y entré a Instagram, busqué al chico en cuestión y miré sus historias, tal cual me había dicho Zendejas.

—Honestamente no veo nada extraño, lo siento.

—No seas tonto, Kevin. Ahora ve las de esa chica, Mariane.

—Ni siquiera sé cuál es su user.

—Te odio.

Un par de segundos después me llegó un mensaje del mismo chico con el nombre de la cuenta de Mariane, no sabía cómo lo había conseguido y honestamente me daba miedo preguntar.

—Rápido.

Insistió el pelinegro.

No era algo que me importara mucho pero estaban en el mismo restaurante y a la misma hora, después de que Israel saliera corriendo del entrenamiento detrás de ella esta mañana.

"Fea"   || Kevin Álvarez ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora