IV. El Balcón

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Medianoche.

Como de costumbre.

Una vez más, la princesa y el vampiro se reunían, como ya era lo habitual, en uno de sus lugares preferidos para convivir: La biblioteca. Un lugar casi mágico por la abundante cantidad de conocimiento que albergaban sus paredes, estanterías, mesas y, en ocasiones, hasta los mismos asientos o el suelo dado a lo descuidados que en ocasiones eran sus lectores; eso sin mencionar lo espacioso y amplio que era aquel recinto del saber: Su gran variedad de áreas en formas y tamaños lo hacían un lugar específicamente recreativo y grato para pasar el rato. Ambos podrían pasar horas charlando, leyendo o entreteniéndose con las ocurrencias que se le vinieran a la mente a la joven princesa.

Ésta noche en particular, la mencionada chica tenía en mente hacer un poco de investigación en tanto a un tema que le había causado un tanto de revuelo en su cabeza últimamente: Si bien Alexei era ya su mejor amigo y confidente desde aquella noche en que decidió por un impulso de curiosidad visitar aquella torre que éste habitaba y: en todo éste tiempo de haberlo conocido e interactuado con él nunca hubo presenciado o, siquiese escuchado mencionar por parte suya, que su amigo consumiese sangre de un ajeno.

Por supuesto que en diversas ocasiones la misma Li llegaba a pasar por alto el hecho de que la naturaleza de su confidente era por mucho distinta a la suya dado al trato tan familiarizado que se hubo formado entre ambos con el tiempo, pero, eso no descartaba la situación en la que se vería envuelto su amigo: Evidentemente, él era un vampiro. Y, si mal no recordaba, hasta él mismo le hubo comentado que, efectivamente, su cuerpo sí que requería un consumo de éste líquido para lograr nutrirse y funcionar adecuadamente.

Entonces: ¿Cómo era posible que en todo éste tiempo de conocerlo no hubiese bebido ni una sola gota? ¿O es que acaso sí lo hubiese hecho pero ella no estuviese enterada?
Lo dudaba. De ser ese el caso tendría por lo menos una, tres o un poco más de noches completas sin haberlo visto en su totalidad y, bueno, pensándolo así quizás sólo se encontraba exagerando dado a que en un inicio no estaba tan acostumbrada a visitarlo de manera recurrente, eso sin contar que, aún después de ir seguido, tampoco es que se quedara toda la noche completa en sus visitas habituales... ¡Pero aún así! En el tiempo en que lo hubo visitado periódicamente cada noche sin falta no hubo percibido ningún tipo de señal que le indicase que Alexei hubiese bebido gota alguna del tan susodicho líquido color carmín.

Así, la decidida princesa estaba resuelta a investigar a fondo acerca del tema en libros que hablasen acerca de seres similes a Alexei.
¿Y por qué no preguntarle directamente al vampiro si dichos libros bien podrían contener mitos y, en general, información con muy poco sustento de la realidad? Ya desde hace rato que Li había reparado en que si llegase a sacar a relucir la naturaleza vampírica de su amigo en forma de dudas o afirmaciones, éstas por seguro terminarían por incomodarlo en extremo y, también era bastante probable que evadiese el tema por completo: Dudaba que un asunto tan delicado como lo es la toma de sangre fuese la excepción.

Aprovecharía ahora que ambos habían decidido acompañarse mutuamente en lectura de libros distintos: Alexei estaría tan distraído en su propio leer que no notaría el libro que ella estuviera consultando. Era el plan perfecto.

Y, justo en aquel momento, su amigo ya se encontraba fijando su vista en el libro ahora en sus manos: Ahora era cuándo.

El libro que primero captó su atención se encontraría en una sección alta de la estantería y nada alejada de los asientos que ocuparían.

Nada que ponerse de puntitas no arreglaría.

Con el libro ya en el agarre de una de sus manos, la princesa intentó sacarlo. Mas, el grosor y el tamaño de éste se hubieron rehusado, con los libros que le acompañaban pegándose aún más a ambos lados de sus costados.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora