XV. El Secuestro

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Hoy era el día. Hoy era el día en que la Oposición finalmente le haría frente al Rey Adrick y Li no podía estar menos interesada.

La Princesa descansaba en el filo de un precipicio con la mirada puesta en el infinito. Parecía que, con el arresto de Alexei y su estancia en las catacumbas, todo lo relacionado a la rebelión se hubo agilizado: Apostaría a que les fue más sencillo a los Opositores sacarle la información al vampiro ya estando cautivo que a cuando supuestamente colaboraba con ellos. Esto hacía a Li cuestionarse si Alexei en verdad hubo hecho todo a su alcance para ayudar en la causa o si simplemente estuvo mintiendo todo éste tiempo. No le llegaba una idea a la cabeza del por qué de guardarse la información para sí mismo pero, siendo sincera, tampoco tuvo idea de que fuera a ocurrirséle el convertirla en vampiro.

El traer de vuelta su pálido rostro a su memoria hizo que el corazón se le retorciera otro poco: Alexei fue la razón por la que hubo abandonado todo. La razón por la que ya no veía de la misma manera al hombre que la crió, la razón por la que jamás volvería a verlo y la razón de ayudar a una Oposición en su contra. SIn Alexei... ¿Qué hacía ella allí?

Abrazó sus piernas y escondió la cabeza. El hecho de que su madre estuviera en contra de su padre tampoco ayudaba. Debía haber otra forma de arreglar esto. Una que no implicara el confrontamiento de...

―¡Hola! ¿Eres tú la Princesa Li?

La animada voz de una chica vampireza con cabello rojo y un mechon negro atado en una pequeña coleta lateral la hizo voltear. Que raro, a ella no la reconocía de los Opositores.

―Sí. ¿Y tú eres...?

―Soy Noah. ―la chica sonrió― Pero no creo que eso sea importante si te voy a secuestrar ¿Verdad?

―Espera ¿Secuestr-?

Li recibió un tremendo golpe en la cabeza antes de quedar completamente inconsciente.

. ☆ ° • . ☆ .

La discusión de dos voces lejanas la despertó en una habitación desordenada, púrpura y... Con una cama realmente cómoda. Apostaría a que pertenecía a la chica que la trajó hasta aquí. Menos mal tenía las mismas ropas...

―¡¿Pero cómo se te ocurre Noah?! ―la primera voz pertenecía a una mujer, firme pero con timbre terso.

―Te preocupas en balde Rain, ya verás que él me lo agradece...

―¿Agradecerte qué? ―una tercera voz, masculina y profunda que por poco cae en lo tétrico, se hizo presente. Noah trinó:

―¡Era una sorpresa! Justo para ti. Pero, ya que estás presente...

La puerta comenzó a abrirse y Li instintivamente retrocedió; sólo entonces pudo ver a un hombre joven con cabello castaño oscuro y desordenado de una manera inexplicablemente pulcra, tan pálido como un cadáver y con ojos magenta rayando a lo rojizo. Un vampiro, sin duda.

―¡Taran! ―Noah exclamó― Es la hija de Seline: Seguro servirá para hacerla desistir de sus planes, Fane.

Li creyó oír mal el nombre de aquel vampiro: No podía ser el mismo Fane, difunto marido de su madre, pero... Tampoco podía decir que Fane era un nombre común...

―¿Y a mi qué me importa lo que se le venga en gana a Seline? ―contestó éste, molesto― Regresala donde la encontraste.

Bueno, al menos él estaba de su lado... Más o menos.

―Pero entonces Seline sabría lo tuyo...

―Me da igual si sabe que estoy vivo. A ella no le importó dejarme muerto.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora