Medianoche.
Oscuridad total.
Aquella hora en que las tinieblas sólo pueden ser alumbradas por la tenue luz lunar, en ocasiones opacada por las sigilosas nubes que pasean por entre aquel aperlado cielo nocturno.
Deambulando a hurtadillas a través de los diversos pasillos del palacio, la joven princesa caminaba en dirección al espacio que se le hubo prohibido acceder desde tan temprana edad; decidida a descubrir qué es lo que se encontraba resguardado en tan dichosa torre vedada para ella en su propio castillo.
"Nunca te acerques a la Torre Sur pequeña; es peligrosa aquella zona."
Advertencias sin respuesta a sus incógnitas que recordaba haber escuchado salir de su protector padre desde que tuvo uso de razón.
Bien, quizás dichas sugerencias hubiesen aplicado para una niña pequeña, una chiquilla que no tendría cuidado con objetos peligrosos o valiosos; aquellas prohibiciones ya no aplicarían para la presente, joven y capaz princesa en la que se hubo convertido aquella indefensa niña: La heredera ahora tenía diecisiete años de edad y, consideraba ella, estaba preparada para conocer el gran misterio que la aguardaba en aquella torre; incógnita que no había dejado de incitar a su curiosidad desde el momento en que su padre le hubo mencionado la existencia de ésta.
Afirmada su confianza en dicho hecho, decidió descubrir la verdad por sí misma en la tranquilidad de la noche; debido a que su progenitor se hubo rehusado a mostrársela en el día.
Así, una vez habiendo subido las escaleras que daban a la susodicha locación prohibida, la joven princesa no dudó ni un segundo en abrir la puerta que se le presentaría en frente en dicho momento.
Casi habiendo contenido la respiración al esperar lo que le recibiría al hacerlo, la princesa se sorprendió a sobremanera al encontrarse con...
Nada.
Absolutamente nada.
Era... ¿En serio?
Años de enigmas y suspenso reducidos a una habitación amplia, pero para nada extraordinaria, cuya cualidad más interesante podría tratarse de un estante ocupado por unos cuántos libros.
La princesa no podía estar más decepcionada ante tan ordinaria revelación.
La joven suspiró.
Probablemente su padre sólo fue sobreprotector con el asunto dado a que quizás pensara que podría llegar a perderse o algo por el estilo.Sin embargo, al darse la vuelta para retirarse, su cuerpo casi chocaría con otro ajeno; al mismo tiempo que su mirada se encontraría con la inspección de una honda vista purpúrea.
―¿Quién eres y qué estás haciendo en mi habitación?
La inmediata cuestión pronunciada por el joven ante ella presente y, con quien hubo casi tropezado, la hizo comenzar a disculparse por costumbre y cortesía dado a su intromisión a propiedad ajena-
Pero.
Espera. Esto no era propiedad ajena: ¡Se trataba de su propio palacio, por todos los cielos! ¿Cómo osaba éste desconocido a adjudicarse una de las pertenencias de la familia real como propia?
Ni siquiera lo había visto como parte de la servidumbre o de la corte con anterioridad; era un completo extraño y no tenía sentido que alguien que no tuviera nada que ver con ella o su familia, como él, estuviese viviendo en el mismo recinto que ocupaba ella: La mismísima heredera al trono.―Espera, espera, espera: ¿A qué te refieres por "Tu habitación"? ―protestó ofendida a manera de acusación:
―Esta torre le pertenece a mi familia, La Familia Real, así como todo el resto del palacio y, el reino. Y tú, que yo sepa, no perteneces ni a la servidumbre: ¿Quién te crees para allanar propiedad privada y encima reclamarla como propia?
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Midnight
WampiryEl padre de la princesa heredera al trono, Li, siempre deja que su querida hija haga lo que guste... Exceptuando ir a "Esa torre en el castillo". Li se pregunta desde temprana edad: ¿Qué es lo que la aguarda en esa torre?