Salgo del night club con los nervios de punta. Aún no podía creer que Leonel haya estado bebiendo allí y que casi estuve a punto de ser descubierta. Pensé que sería mi fin; si él se llega a enterar, no me irá nada bien. Se lo diría a mi madre sin pensarlo dos veces, y conociéndola, sé qué sería capaz de echarme de casa sin contemplación, pero aún no puedo irme, no puedo darme ese lujo, necesito un poco más de dinero y debo pensar donde me iría con mis hermanas.
Camino rápidamente por las calles solitarias, mirando por todos lados, esperando a no encontrarme con nadie raro, que quisiera propasarse. Mis pasos son rápidos hasta llegar a la casa de Marcelo. Como era costumbre, todas las noches pasaba por su casa, dejaba lo ganado, hablaba un poco con él y luego me iba.
Pero esta noche todo ha cambiado. Al llegar, la luz de la sala anuncia que no estaba solo. A estas horas él no tiene las luces encendidas, por lo que me extraña demasiado. Toco la puerta con impaciencia, curiosa por ver de quién está con él, tal vez algún pretendiente, nunca le he conocido uno. Espero a que abra la puerta, pero tarda más de lo habitual y me estoy desesperando. Justo cuando estoy a punto de tocar nuevamente, se asoma Marce y al verme abre mucho los ojos sorprendido. Por lo visto se olvidó de mi rutina de pasar todos los días.
—Virginia… —es lo único que dice, algo también raro en él, porque siempre se me lanza encima y me hace entrar, aunque nunca duro mucho. Afirmo con la cabeza, tratando de ver quién está dentro de su casa.
—Creo que es mejor que te vayas… —susurra cerrando un poco la puerta, de inmediato sé que algo me oculta.
—¿Por qué no me dejas pasar?, ¿qué me estás ocultando? —pregunto, curiosa, mientras sonrío e intento mirar al interior de su apartamento. Debe ser alguien importante, para que no quiera que pase.
—Marcelo, ¿quién está ahí? —Una voz familiar habla desde su interior.
—¡No es nadie! —grita Marcelo para que lo escuche. —Tranquilo, ya se va. —rectifica.
Me despido de Marcelo, aunque no estoy muy convencida de ello. Si él no desea mi presencia, no puedo obligarlo, pero antes de voltear para retirarme, veo la figura de Gustavo, mi ex, aparecer desde el interior. Me quedo en shock, sin poder creer lo que estoy viendo. ¿Qué demonios hace este idiota aquí?
Con expresión de asombro, miro a Marcelo, quien solo baja la cabeza. Sin poder creerlo, vuelvo a ver al susodicho que está dentro y me dedica una media sonrisa mientras se rasca la nuca. Vuelvo mi mirada a Marcelo, pero esta vez, con enfado, y sin pensarlo, me lanzo hacia su cuerpo para empujarlo y entrar.
—¡¿Qué haces aquí?! —grito, mientras comienzo a golpear al imbécil de Gustavo.
—Vine a buscarte —anuncia, intentando sostener mis manos para que no lo continúe golpeando. —Cálmate Virginia. —repite en un vago intento para detenerme.
—No me mandes a calmar —respondo furiosa —creo que fui muy clara cuando te dije que no me volvieras a buscar. —Vocifero, viéndolo con rabia y forcejeo para soltarme de su agarre.
—Lo sé. Pero… —Y antes de que pudiese decir algo más, Marcelo interrumpe.
—Fui yo quien lo buscó —Sus palabras me dejan atónita, sin saber qué hacer ni que decir. Solo siento un fuego que crece dentro de mí como un volcán a punto de explotar. Con ojos rojos y la mandíbula tensa, mi mirada se dirige hacia Marcelo.
—¡¿Qué hiciste, qué?! —grito, no puedo creer lo que ha hecho Marce, de verdad que no lo creo.
—Virginia, —dice con tono baja, se podría decir que hasta es un susurro, mientras se acerca donde estoy. —Pensé que Gustavo podría convencerte de dejar aquel lugar —lo miro confundida. No entiendo a que se refiere.
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VIRGEN PERO NO SANTA #PGP2024
Chick-LitVirgina; una joven atrapada en un hogar opresivo, acepta trabajar en un lugar que no es de niñas de bien, todo para obtener su apreciada libertad. En ese mundo lleno de perversion y maltrato, se enfrentará a desafíos y obstaculos, que la llevarán...