1° Capítulo: EL BAILE

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Me encuentro en un club nocturno lleno de luces brillantes y música vibrante. Observo con curiosidad hacia el escenario donde está una de mis compañeras de baile, ella ya comenzará su sensual baile. De pronto voltea a verme y con la mano pide que me acerque para así acompañarla.

Con gracia y confianza, me acerco lentamente al tubo y con delicadeza lo rodeo mientras tengo una sonrisa coqueta en mis labios. A medida que la música comienza a sonar, ambas nos movemos con una sensualidad y coordinación que hipnotiza a los presentes. Cada giro y contorsión de nuestros cuerpos es una obra de arte.

Los hombres que nos rodean no pueden apartar sus ojos de nosotras, la atmósfera a nuestro alrededor se llena de una energía excitante y electrizante. Con cada movimiento, hace que crezca en mí una confianza poderosa. Es como si tuviera el control total de la habitación y de todos los que nos observan.

Los hombres, con trajes elegantes, comienzan a lanzar billetes en nuestra dirección, mientras silban y aplauden sin parar, pidiendo un poco más.

Ya es ahora de comenzar el verdadero show, ambas nos empezamos a acariciar mutuamente, como todas las noches. No somos lesbianas, pero nos dimos cuenta de que al hacerlo, recibiremos más dinero y eso es lo que nos interesa. Mis manos recorren su espalda, su abdomen y sus largas piernas de manera excitante, y ella hace lo mismo conmigo, mientras que miro a los hombres con lascivia y ellos aúllan como lobos hambrientos al ver lo que hacemos mientras se acarician los miembros con descaro. Nos acariciamos todo el cuerpo, sin tocar nuestras partes íntimas.

Cuando terminamos nuestro show me deslizó lentamente hacia el piso para recoger los billetes que han tirado al suelo, que fueron mucho más que otras noches y eso me emociona. Mientras lo hago, algunos hombres colocan sus billetes dentro de mi sostén y tanga aprovechando el proceso de tocar algo más allá de la tela, mientras me miran con morbo, a lo que yo les agradezco moviendo mis pechos y lamiendo mis labios para luego sonreírles.

Volteo hacia mi compañera y, para mi sorpresa, ya se encuentra en compañía de uno de los muchos hombres que nos rodeaban minutos antes. Veo como descaradamente, ella le acaricia el miembro, y él sonríe con aprobación, a la vez él le manoseaba los pechos mientras se los restriega en la cara.

Me acerco a la barra y pido una botella de cerveza bien fría. En ese instante, la puerta del bar se abre y entra un cliente misterioso. Se sienta en el mostrador y, con una voz suave, pero a la vez dominante, pide un vaso de coñac.

—¿Quieres un trago? —Me pregunta mirando mi botella casi vacía.

Mis ojos se encuentran con los suyos, lo observo unos segundos y sin decir palabra, sigo bebiendo, decidiendo ignorar su pregunta deliberadamente.

—¿Te pago por una noche juntos? —dice descaradamente, mientras siento su mirada aun sobre mí.

Aunque intenté resistirme, sus palabras me hacen mirarlo nuevamente. Finalmente, decido hablar y respondo:

—¿Cuánto me das? —tomando el último trago.

—Lo suficiente para que no trabajes más esta noche —dice con arrogancia.

—Muy poco… —le afirmo, mientras me volteo dando unos pasos para alejarme de su lado, pero el hombre toma mi brazo con fuerza y con mal humor me dice.

—Ninguna puta me ha dejado nunca con ganas y tú no serás la primera. —con dientes apretados en tanto presiona más mi brazo causándome dolor.

Furiosa, me suelto de su agarré —Siempre hay una primera vez… — siseo mirándolo directamente a los ojos.

—¿Cuánto quieres? —increpa esta vez el hombre.

Aun manteniendo la mirada sobre él, analizo las siguientes palabras y suavizando mi expresión, respondo —Lo suficiente para no trabajar en todo un mes. —Entretanto le acaricio su pecho seductoramente.

VIRGEN PERO NO SANTA #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora