20° Capítulo: UN ACTO ATROZ

1.7K 92 34
                                    

MÍRIAM

Observo a Virginia salir de la habitación, así como a Leonel de pie en el umbral de la puerta, quien me mira serio y con la mandíbula tensa. Reconozco que me he comportado mal al involucrarme en asuntos relacionados con Netya, pero lo hice por amor, porque, a pesar de no ser mi hija biológica, la veo como tal.

—Lo siento, cariño, no debí meterme con Netya y su relación. Simplemente, no confío en ese tal Porfidio. No lo conocemos ni sabemos de dónde viene.

Leonel respira profundamente, tratando de controlar su mal carácter. Da unos pasos lentos hacia la habitación, y con cuidado, cierra la puerta con llave antes de acercarse donde estoy. Sin decir nada, levanta la mano y me abofetea, su fuerza es tal que caigo boca abajo en la cama.

—Nunca más te vuelvas a meter en mis asuntos. ¡¿Entendido?! —escucho que grita a mi lado.

Mis pensamientos no logran encontrar claridad; mi corazón late con tanta intensidad que parece retumbar en mi pecho. Levanto la cabeza y lo miro con odio, pero no digo nada, porque sé que me puede ir peor. Él nunca me había pegado, sus maltratos solo eran de palabras, pero esto ha superado todo. En silencio, acaricio mi mejilla, que arde de dolor.

—Aquí yo soy tu hombre, tu amo y tu señor. Aquí, se hace lo que yo mande. Así que no quiero volver a escuchar hablar de tu exmarido. ¿Entendiste?

Bajo la cabeza avergonzada al darme cuenta de que Leonel había escuchado mi conversación con Virginia. —Lo que intentaba decir es…—intento justificarme, pero Leonel me agarra del cabello y me levanta de la cama con fuerza, quedando a su altura.

—En esta casa, no se pronuncia su nombre. Ese malnacido, bueno para nada, no merece ser recordado…

Un ardor crece dentro de mí al escuchar cómo Leonel se refiere a mi exmarido de esa manera. Aunque Arturo se había ido para nunca más volver, durante el tiempo que estuvimos juntos, nunca fue una mala persona. Todo lo contrario, era un hombre amoroso y muy responsable. Lo que me deja siempre pensando porque nos abandonó.

Con cada pensamiento cariñoso hacia Arturo, la adrenalina fluye aún más deprisa dentro de mí, como una corriente queriendo explotar y entumeciendo cualquier sensación de dolor. Me alejo inmediatamente y lo arrojo con todas mis fuerzas hacia la cama, haciendo que Leonel caiga de espaldas.

Durante varios segundos se queda en silencio, como analizando la situación, para luego comenzar a reír a carcajadas mientras me vuelve a mirar con aquellos ojos rojos de coraje. Casi de inmediato, mi corazón se paraliza, mis piernas comienzan a flaquear y mis ojos se llenan de lágrimas; aun así, no dejo de mirarlo. Me siento arrepentida de lo que he hecho, temiendo lo peor. Había despertado un monstruo que ahora no sé cómo detener.

Leonel se pone de pie y se coloca frente a mí con una expresión seria, mirándome fijamente.

—Parece que aún no puedes olvidar a tu exmarido… Pues bien, yo te haré olvidarlo. —Gruñe, visiblemente molesto.

Con ambas manos me lanza con fuerza a la cama. Para después él caer encima de mí.

—¡Aléjate Leonel! —grito con todas mis fuerzas, pero él hace caso omiso a mis súplicas, mientras forcejeo logro sentir su pene erecto por encima de mi ropa, en tanto sus manos tocan todo mi cuerpo.

«¿Cómo es posible que tan rápido esté erecto? ¿Acaso le da placer tratarme de esta manera?, esa sería la única explicación que ya esté tan duro.» — pienso, con el terror recorriendo todo mi cuerpo.

—Eres mía y de nadie más —afirma con rabia, besándome a la fuerza con brusquedad.

Golpeo, pateo, tiro y jalo, pero mis esfuerzos por alejarlo son en vano. Leonel es mucho más pesado qué yo, por lo que inmoviliza mi cuerpo.

VIRGEN PERO NO SANTA #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora