Capítulo 29: ¿Y SI TIENE RAZÓN?

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VIRGINIA

Después de que Ángelo y yo estuvimos juntos, dos días después se tuvo que marchar, y no nos hemos vuelto a ver, eso hace ya una semana y la verdad estoy ansiosa, loca por verlo, besarlo y que hagamos el amor.

Pero los mensajes bonitos de buenas noches, mi princesa o buenos días, mi flor del campo no pueden faltar todos los días a la misma hora.

Hoy en especial me despierta un mensaje de él, que me avisa que en la tarde me viene a visitar y que me tiene una gran noticia. Insistí por largo rato para que me dijera ¿Cuál era esa sorpresa? Pero él no quiso.

Resignada, acepte su petición de esperar. Yo que soy una persona ansiosa y él me hace esperar.

Aún soñolienta me levanto de la cama, entro al baño, me baño, me mudo ya lista camino hacia el comedor donde la familia ya están desayunando con su típico gallo pinto, huevos revueltos y su plátano maduro. 

—Virginia, te estábamos esperando. Ven, siéntate en la mesa, quiero comunicarles algo —anunció mi madre señalando una silla vacía.

Camino algo confundida hacia el lugar donde mi madre señaló, no sé qué querrá comunicarme, espero que no sea nada malo.

Observo de reojo a mis hermanas, las cuales se notan felices, hace tiempo que no las veía así y me siento feliz de verlas sonreír, pero a excepción de Netya que no está.

—Mamá  y ¿Netya? ¿Sigue enferma? —cuestiono mientras llevo una cucharada del desayuno.

—Ella se levantó, se sentó en la mesa y al oler el pinto le dio náuseas y se fue a vomitar… —comenta Fernanda extrañada.

Miro a mi madre confundida, es raro eso de mi hermana, si a ella le encanta el pinto por la mañana.

—Es de eso que les quiero hablar —pronuncia mi madre mirándonos a todas. —Netya esta… Y antes de que pudiese decir algo más, la joven la interrumpe.

—Estoy bien, solo que el último trimestre de la universidad me tiene estresada y con el azúcar y la presión baja…

Volteamos a ver a mi madre, incluyendo Netya quien le hace una señal discreta con los ojos para que confirmara lo que ella había dicho.

—Así es. —susurra mi madre algo nerviosa —Y es por ese motivo que nos queremos ir de la ciudad.

Netya necesita descansar, cuidar su salud y valorar que quiere con su vida. —anuncio esto último mirando a su hija quien al verla baja la cabeza. 

Algo en mi interior me grita qué hay algo más detrás de esas palabras, pero me preocupaba más la idea de tener que irme de la ciudad y dejar a Ángelo. 

—Lo siento mamá, pero yo me quedo, no dejaré la escuela, ni mis amigas. —Gruñe Fernanda en voz alta. 

—Ni pensarlo. Eres menor de edad y no te puedes quedar sola. —responde mi madre molesta.

—Yo me quedo con ella. —anuncio mirando a Fernanda quien sonríe con satisfacción. 

—Niñas —susurra mi madre tocando nuestras manos que están en la mesa —No las puedo dejar solas aquí, ¿y si Leonel viene y las ve aquí solas indefensas? Tengo miedo de lo que les pueda hacer.

—Tranquila mamá, yo no le tengo miedo y me sé defender. Aparte no creo que regrese, no después de la forma en que se fue. —contesto colocando mi otra mano encima de la suya. 

—Cómo un perro —interrumpe Fernanda en son de burla. 

—¡Fernanda…! —Gruñe mi madre como señal de reproche. 

VIRGEN PERO NO SANTA #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora