La chaqueta de cuero bailaba sobre su cuerpo, había más espacio que antes entre su piel y la tela. La comida del hospital no era especialmente insípida pero sí tremendamente aburrida. Felix había hecho todo lo posible para intentar verla con buenos ojos pero ser un hombre de gustos concretos lo complicaba. Si contaba con las manos cuántas veces le habían obligado a comer la misma sopa, el mismo arroz y la misma patata aquella semana, usaría los dedos para arrancarse la piel a tiras.
Lo único que había mantenido a raya sus ansias por un mísero trozo de pollo frito había sido aquel estudiante de diseño. Sus visitas diarias traficando golosinas eran la serotonina que necesitaba para seguir con vida entre esas cuatro paredes blancas.
El reloj ya marcaba mediodía, Felix era puntual siempre que se lo permitían. Aquella profesión estaba demasiado acostumbrada a los imprevistos y los retrasos como si formaran parte indispensable del mundo de la moda.
Cruzaba el umbral de la puerta para chocarse contra una ráfaga de aire fresco colmado de olores que le hacían rugir el estómago.
Había sido una reunión muy larga, Hyunjin se acercó a él y lo supo en seguida. Después de la llamada del otro día, no había podido ocultarle nada. Rompió a llorar con una simple pregunta y el estudiante no se había separado de él ni un minuto, ya fuera físicamente o a través de mensajes. El más joven era de ese tipo de persona que estar solo se le hacía un tormento. Su compañía fue un alivio en un entorno en el que las únicas personas que se dirigían a él lo hacían para cambiarle el gotero, traerle la comida o acompañarle al baño.
—¿Estás preparado?
Habían hablado del tema varias veces. El más alto rodeó por los hombros a Felix evitando que la bolsa que portaba se derramara en un abrazo que era de carácter obligatorio. Estrechó su cuerpo como pudo, ofreciéndole calidez y apoyo de la única manera que sabía que sería efectiva.
La mente inquieta del diseñador a veces se planteaba preguntas metafísicas cómo: si quieres apoyar a alguien, la opción más eficiente sería hacerlo con el lenguaje que otra persona entienda y no con el que sabes dar, pero, ¿Cómo se hace eso? Y ahí estaba. Una persona que el contacto físico jamás había sido su fuerte, abrazando a otra.
Notaba su pequeña cabeza asentir, respondiendo a la duda que llevaba cargando todo el viaje en autobús.
—¿Tuviste la última sesión?
Le entregó uno de los cafés y un bocadillo.
—Sí.
Un largo sorbo ayudó a organizar los pensamientos de alguien que había tenido demasiado tiempo para acumularlos.
—La psicóloga vino a verme un rato cada día.
Comenzaron a andar en dirección a la facultad.
—Me dijeron que la mejor decisión era buscar un terapeuta y seguir con el tema porque allí no tenían recursos. ¿Quién va a tenerlos? Lo normal es tratar traumas familiares, problemas con el trabajo, con el dinero, con los amigos, con las parejas pero, ¿un caso de acoso en redes por ser una figura pública?
La sonrisa triste no pasó desapercibida por un Hyunjin atento a sus palabras.
—Seguro que no les preparan para eso en la facultad.
La conversación no cesó hasta llegar a la entrada de la cafetería donde esperaban el resto del grupo. Ambos respiraron hondo antes de abrir la puerta. Felix intentaba autoconvencerse de seguir caminando hacia la mesa redonda que tanto hacía que no veía. Cada paso le anclaba los dedos al suelo y se hacía más difícil levantarlos.
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My pace - Minsung
Romance[Misunderstanding to lovers ] Minho se graduó del instituto con las mejores notas y eso le consiguió una beca en la universidad de Seúl, donde ha llegado solo, con una mochila y tres gatos. Mientras que Jisung únicamente va a la facultad para acalla...